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«EL RING DE LOS DEBATES»: Relaciones peligrosas

¿México debe permanecer indiferente ante una dictadura, ante la anulación de los derechos humanos mínimos de la población, la represión y el autoritarismo?

Durante los últimos años, México ha debatido la vigencia de la Doctrina Estrada que ha caracterizado nuestra diplomacia bajo los principios de la no intervención y la libre determinación de los pueblos.

Sin embargo, en plena era de la globalización: ¿es conveniente cerrar los ojos y oídos ante lo evidente?

Desde el pasado primero de abril, las protestas y los enfrentamientos entre los partidarios de Nicolás Maduro y la oposición han dejado 65 personas muertas, de acuerdo con el defensor del Pueblo de Venezuela, Tarek William Saab.

De ellas, 52 han fallecido durante las manifestaciones y otras 13 perdieron la vida en el contexto de saqueos a locales comerciales y actos vandálicos. Añadió que, según cifras oficiales, mil 119 personas han sufrido lesiones, la mayoría de ellos civiles, mientras que 340 policías y militares también han sido heridos.  

Ante esos hechos de violencia, el desabasto de productos básicos y la hambruna que crecen día a día, el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, denunció que Venezuela ya no es una democracia y que presenta rasgos “francamente autoritarios”.

En una entrevista con Andrés Oppenheimer en el foro Americas Conference Series, organizado por el Miami Herald y el Nuevo Herald, el canciller mexicano criticó la convocatoria a una Asamblea Constituyente, el encarcelamiento de los políticos presos o la existencia de tribunales militares.

Aseguró que Maduro transformó Venezuela en un país “que ha dejado de ser una democracia funcional” con rasgos “francamente autoritarios” y que “eso es algo tremendamente peligroso para la región”.

“Por ejemplo, algo que ha señalado la Corte Interamericana de Derechos Humanos es el uso recurrente de tribunales militares para enjuiciar civiles, esta es característica de un gobierno autoritario y es algo que a todos nos debe de preocupar y a todos nos puede involucrar”, afirmó.

Videgaray dijo que si México estuviera en una situación similar, esperaría que la comunidad internacional se pronunciara.

“A mí como mexicano no me gustaría que, si de pronto en México hay un atentado tan grave contra la democracia, se cancelaran elecciones, se desconociera al Poder Legislativo, se encarcele a los opositores, se utilicen los tribunales militares para enjuiciar a quienes marchan contra el gobierno; si esto ocurriera en mi país, a mí no me gustaría que la comunidad internacional mostrara indiferencia y adoptara criterios de política exterior que le permitieran estar ausentes del tema”, puntualizó.

Añadió que si la OEA decide apoyar a Venezuela en la búsqueda de un acuerdo político para solucionar su crisis, “México expresa su voluntad de participar activamente en estos propósitos, en un marco de respeto, solidaridad y fraternidad con su pueblo”.

La virulenta respuesta no se hizo esperar. La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, publicó en su cuenta de Twitter el repudio a lo expresado por Videgaray Caso y calificó sus declaraciones de “infames e inmorales”.

La diplomática dijo que nuestra nación no tiene calidad moral para hacer esos señalamientos. “Narcotráfico, asesinato de periodistas y violencia social lo convierten a México (sic) en uno de los países más peligrosos del mundo” e insistió en que “México es hoy uno de los países más desiguales de nuestra región, comprometiendo el buen funcionamiento de nuestra democracia”.

En algo coinciden ambos diplomáticos: en el riesgo de que ese tipo de prácticas se extiendan y contaminen a la zona.

UN PELIGRO PARA MÉXICO… Y PARA LA REGIÓN

Mientras el diferendo diplomático crecía entre las dos naciones, un hecho confirmó la advertencia de ambos cancilleres.

María de Lourdes Urbaneja Durant, la embajadora de Caracas en nuestro país, visitó instalaciones de Morena el pasado 27 de mayo.

Al finalizar el evento, la representación diplomática agradeció en Twitter “el acompañamiento del partido Morena, su solidaridad y apoyo irrestricto a la Revolución Bolivariana”.

En un intento por desactivar la polémica alrededor de una supuesta alianza entre Morena y el gobierno venezolano, Martí Batres, líder capitalino de ese partido, negó que hayan expresado respaldo al régimen de Maduro y resaltó que su organización se guía “por el principio de no intervención”.

Batres Guadarrama aseguró que se trata de “rumores” y de “informaciones falsas”. Su difusión, dijo, responde a un intento por desacreditarlos “por cualquier vía y con cualquier pretexto”, ya que encabezan las intenciones de voto para la elección presidencial del próximo año.

Y mientras la embajada venezolana eliminó la publicación de la red social sin dar explicaciones, Enrique Ochoa Reza, presidente nacional del PRI, advirtió que Morena pretende “convertir a México en Venezuela”.

Durante el cierre de campaña de Alfredo del Mazo, el candidato a la gubernatura del Estado de México, señaló: “Si tanto le gusta a AMLO Venezuela, que se vaya a vivir a Venezuela”.

Es cierto que nuestro país está lejos de ser una democracia perfecta y que tenemos retos en materia de pobreza, desigualdad y violencia. No obstante, a diferencia de lo que señala la ministra venezolana, hay una gran diferencia de que estemos en una situación similar a la del régimen de Maduro… por ahora.

Un análisis del discurso y de las acciones del líder de Morena comparadas con las de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, reflejan similitudes peligrosas.

Por ejemplo: apuestan a una confrontación entre pobres y ricos; rinden tributo a héroes nacionales como Simón Bolívar o Benito Juárez; impulsan políticas sociales de carácter populista y asistencialistas; lanzan amenazas a sus adversarios y descalifican a quienes no piensan como ellos; además de que se sienten víctimas de un complot.

Por ello, no podemos permanecer indiferentes. Se deben señalar los abusos de un régimen dictatorial como el venezolano y apoyar los esfuerzos de la comunidad internacional para que Venezuela recupere la normalidad democrática.

Y en lo interno, cuando el próximo año elijamos el nuevo inquilino de Los Pinos, tendremos la oportunidad de evitar lo que los cancilleres han advertido: que esos peligros se contaminen a nivel regional y que se confirmen las relaciones peligrosas entre México, Venezuela y Morena.  

 

 

Hannia Novell. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, realizó estudios en Periodismo, Literatura y Seguridad Nacional en diversas instituciones como la Universidad Iberoamericana, el Centro de Comunicación, Radio Educación y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Especialidad en corresponsalía de guerra en La Universidad de Jerusalem (Israel) y una especialidad en comunicación política en George Washington University. Titular del noticiario estelar de Proyecto 40 en su edición nocturna.  

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