La agresión verbal del líder de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, a la prensa escrita, radiofónica y televisiva, a quienes calificó de “inmunda”, revela su verdadera personalidad de autoritarismo e intolerancia que ha tratado de ocultar durante su búsqueda por ganar la Presidencia de México en 2018. Es enemigo de la libertad de expresión y con sus ataques sistemáticos a reporteros que no piensan como él también se convierte en homicida de un derecho social y humano que debemos defender con dignidad.
Enfurecido porque el columnista y conductor de radio José Cárdenas lo cuestionó sobre su relación y el apoyo que Elba Esther Gordillo ha dado a su candidata al gobierno del Estado de México, Delfina Gómez, López Obrador no pudo contenerse y llamó “calumniador” al periodista; lo acusó de ser aliado de “la mafia del poder” para desestabilizar sus aspiraciones y manchar la imagen de honestidad que ha explotado a lo largo de más de 15 años de recorrer el país con total impunidad.
De esa entrevista surgió el calificativo de “prensa inmunda” que posteriormente subió a sus redes sociales sembrando odio entre los que lo siguen y los que no lo quieren como Presidente de México. Unos a otros se destrozaron verbalmente a través del Twitter y Facebook llegando, incluso, a propinarse amenazas por defenderlo o satanizarlo. Lo peor de todo es que fomenta la división entre “los malos y los buenos” y vulnera la integridad laboral y física de los comunicadores.
Andrés Manuel López Obrador atenta diariamente contra uno de los derechos más importantes que tenemos los ciudadanos, en especial quienes ejercemos el periodismo en este país: la libertad de expresión. No sólo las acusaciones a José Cárdenas son prueba de ello, también ha denigrado a reporteros de medios impresos nacionales y estatales que cuestionan su “blanco plumaje”. Todos, para él, son “paleros, vendidos, chayoteros, provocadores” y “achichintles” del gobierno. ¿Sólo López Obrador tiene derecho a hablar y a ofender a quien se le pone enfrente?
México es, de acuerdo a la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), el país de América Latina y el octavo en el mundo más peligroso para ejercer esta profesión. Hasta el día de hoy han sido asesinados 10 comunicadores por escribir y decir la verdad de cómo el narcotráfico ha permeado a las instituciones de justicia. ¿Debemos esperar que muera otro reportero por su trabajo de informar a causa del odio sembrado por el líder de MORENA?
De una u otra forma, quienes ejercemos el periodismo estamos indefensos ante la vorágine promovida por el político tabasqueño, sin que exista autoridad alguna que sancione a un hostigador del tamaño de López Obrador que ha dividido a la sociedad con mentiras y manipulación.
La práctica de linchamiento del candidato de MORENA contra los medios de comunicación inició en 2006, cuando el panista Felipe Calderón asumió la Presidencia del país. Recuerdo que durante las concentraciones encabezadas por el tabasqueño, en ese entonces perredista, se dieron connatos de violencia masiva contra reporteros que habían apoyado, según palabras de López Obrador, “el fraude electoral”.
Desde entonces, hasta la fecha no ha parado de generar resentimiento social contra periodistas que no piensan ni avalan su forma de hacer política. Si no me cree, lea las respuestas que escriben sus seguidores en las redes sociales.
Los periodistas debemos expresar nuestra inconformidad ante la amenaza que representa Andrés Manuel López Obrador para ejercer con libertad la profesión y el derecho humano que tenemos de informar sin ser intimidados. ¡Debemos defender por sobre cualquier cosa nuestra dignidad!
Elena Chávez. Estudió periodismo en la escuela “Carlos Septién García”. Ha escrito los libros “Ángeles Abandonados” y “Elisa, el diagnóstico final”. Reportera en diversos diarios como Excélsior, Ovaciones, UnomásUno; cubrió diferentes fuentes de información. Servidora Pública en el Gobierno del Distrito Federal y actualmente Diputada Constituyente externa por el PRD.