El sábado se reunieron los dirigentes del PAN y del PRD Ricardo Anaya y Alejandra Barrales para anunciar sus acercamientos para conformar una alianza electoral para el proceso de 2018.
Dicen que los resultados de sus últimas coaliciones en Veracruz y Quintana Roo les dieron magníficos resultados y por ello invitan a quienes quieran sumarse, dejando atrás aspiraciones personales o de grupo, a integrar el frente opositor amplio.
Ni Anaya ni Barrales están en condiciones óptimas para comenzar a negociar una alianza contra Andrés Manuel López Obrador y contra el PRI, a quien todos, incluidos los priístas, dan por derrotado en la elección presidencial del año venidero.
Ricardo Anaya se está peleando la nominación panista con Margarita Zavala, el ex gobernador Rafael Moreno Valle y otros panistas pero el declive de su partido y su fractura interna es cada vez más notoria.
Si bien ganó Tamaulipas y Chihuahua y tiene posibilidades en Nayarit y Coahuila, los pleitos entre los anayistas contra los calderonistas tienen al PAN al borde de una ruptura que los alejaría de la competencia en el 18.
Lo del PRD es más patético. Barrales cubre un interinato luego de la renuncia de Carlos Navarrete a la presidencia de ese partido, tras los hechos de Iguala en los que desaparecieron 43 jóvenes normalistas, “levantados” por la policía municipal de un gobierno perredista.
El periodo para el que llegó Barrales está a punto de concluir y no se ve que las tribus estén dispuestas a ampliarle el encargo. Menos después del anuncio de ir juntos con el opositor “ideológico” para competir por la Presidencia.
El anuncio que hacen Barrales y Anaya se puede tomar como la declaración de derrota en los comicios de 4 de junio en el Estado de México en donde los competidores son Alfredo del Mazo del PRI y Delfina Gómez de MORENA.
La alianza amarilla-azul se ve hoy como un acto desesperado de dos partidos poco atractivos para el electorado, que se han hundido por sus escándalos de corrupción, luchas internas en las que no gana nadie y una pérdida de identidad.
¿Los candidatos que se dicen independientes se unirían a la propuesta de Anaya y Barrales? Difícil, lo que no quieren es ser identificados con la membresía de la política.
¿Qué panistas declinarían por algún perredista? Ninguno.
¿Qué perredista dejaría su aspiración por algún panista? Depende de qué tribu tenga en los momentos de decisión la dirigencia de lo que queda del PRD.
El agua y el aceite juntos no se ven muy atractivos para el 18. El acelere de Barrales y Anaya es la declaración anticipada de dos partidos que no son competitivos ante un PRI decadente y un MORENA creciente en las simpatías de quienes contestan encuestas.