«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Amor a la francesa (y chile a la mexicana) - Mujer es Más -

«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Amor a la francesa (y chile a la mexicana)

Emmanuel Macron anunció la semana pasada un gabinete con mitad de mujeres y pluralismo partidario. El presidente francés incluyó en su equipo de gobierno a socialistas, centristas y conservadores, además de respetar una estricta paridad de género e incorporar a miembros de la sociedad civil.

Macron, de 39 años, había prometido rejuvenecer a la clase política, incorporando a candidatos provenientes de la sociedad civil, incluidos empresarios, activistas y académicos. La edad promedio de sus candidatos es de 46 años, frente a la media actual en la Asamblea Nacional francesa, que es de 60 años. En la lista hay 214 mujeres y 214 hombres.

Este último dato representa una victoria en la lucha por la equidad de género que no ha ocupado ni la mitad de los titulares que diversos medios de comunicación han dedicado a la “historia de amor” del matrimonio Macron, en el que el mandatario francés es 24 años más joven que su esposa Brigitte.

Casados desde 2007, ambos tienen una vida tranquila y ajena a escándalos, pero el hecho de que la pareja esté integrada por una mujer que abandonó a su familia para casarse con su alumno no deja de ser polémico, no solo para la prensa del corazón, sino también para políticos y activistas feministas que le han entrado al tema.

Incluso fue parte de la guerra a la que recurrió el ultraderechista Jean-Marie Le Pen en campaña. En una pregunta de La Nouvelle Édition, el 27 de abril, el presidente de honor del Frente Nacional y padre de la candidata Marine Le Pen calificó al adversario de su hija como el “marido de la señora asaltacunas”.  

Este matrimonio “atípico” rompe con todos los estereotipos. Se llevan casi la misma edad que Donald Trump y Melania, con la diferencia que en la pareja estadunidense se cumple con la premisa social de que el hombre sea el mayor.

Aunque hace días el hashtag #LoveIsLove inundaba las redes para demostrar apertura a las parejas no hetereosexuales, llama la atención que resurja el tabú en torno a las relaciones donde una mujer es mayor que su cónyuge. Y el prejuicio no es sólo en torno a la edad. En mayo del año pasado, el cine francés estrenó la película “Un hombre a la altura”, sobre una abogada de estatura alta que se relaciona sentimentalmente con un arquitecto que mide un metro con 30 centímetros y los prejuicios sociales que este romance desata.

Así que mientras mujeres y cada día más hombres se suman a la causa de la lucha por la paridad legislativa, en la conquista de los derechos reproductores y la igualdad laboral sigue existiendo el veto al placer, el derecho a ser feliz con quien se decida. El gozar sin culpa ni restricciones sociales no se ha incluido en la batalla por la equidad. Es como si, justo en el momento en el que pensamos que los detalles más simples han sido superados, aparecen los Macron y nos recuerdan que nuestras antiguas ideas y moldes no han desaparecido, y seguimos levantando la ceja ante aquello que rompe estereotipos.

A propósito de este debate, The Huffington Post retomó las críticas de la actriz Andie MacDowell al término “cougar”, con la que se estigmatiza a las mujeres mayores que coquetean con jóvenes (un papel que ella interpreta en la cinta Magic Mike XXL). “Es injusto, no existe ningún equivalente para los hombres. Creo que la idea de que los hombres se vuelven más guapos y sexis con el tiempo es una falacia. No hay diferencia. Somos iguales. Es una forma de dar poder a los hombres y de quitárselo a las mujeres”, dijo a The Guardian.

El caso de Francia ilustra que allá el debate por la equidad de género no se limita a lo político, sino que se expande a la oportunidad de ser feliz sin sesgos ni prejuicios.

¿Y México? Aquí la experiencia gala ha desatado fascinación, tanto por quienes se empeñan en buscar al “Macron mexicano” como por quienes abogan sobre la necesidad de que haya segunda vuelta electoral (tema sobre el que debatieron la semana pasada Manlio Fabio Beltrones y Diego Fernández de Cevallos). Lo que brilla por su ausencia es la reivindicación femenina.

Y para muestra, esta joya: “Ahora les vamos a dar puro chile a las lideresas del PRI”, es la arenga que Guillermo Anaya gritó en un mitin de campaña. El candidato del PAN por la gubernatura de Coahuila minimizó este hecho, diciendo que lo grosero se le quita pero lo corrupto al PRI no. Sería interesante saber si lo machista también se quita. ¿Habrá Macron mexicano o puro chile a la mexicana?

 

Saraí Aguilar | @saraiarriozola Es coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe en Monterrey, Nuevo León. Maestra en Artes con especialidad en Difusión Cultural y doctora en Educación. 

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