“The Shining” (“El Resplandor”) es tanto una exitosísima novela de terror y misterio del popular escritor Stephen King, como una controvertida pero a la vez venerada traslación cinematográfica del inmortal director Stanley Kubrick. Ambas obras han sido objeto de una considerable interpretación y discusión sobre sus fines y alcances, y se han establecido sin discusión como uno de los hitos definitivos de la cultura popular del siglo XX.
¿Pero qué hace tanto al libro como a la película obras tan atrayentes? Su mérito artístico está muy lejos de ser reconocido unánimemente; hay voces autorizadas en ambos campos que ponen en duda su trascendencia.
¿King vs Kubrick?
La tercera novela de terror de Stephen King fue publicada en 1977. El título se inspiró en la canción de John Lennon “Instant Karma!”, que contiene la línea “We all shine on”; Stephen King se basó en el cuento “La máscara de la Muerte Roja” de Edgar Allan Poe, y en varias partes del libro se hace alusión a ésta: “Y la muerte roja cayó sobre todos ellos”. Además, ha dicho que el libro explora el tema del alcoholismo y la relación de padres e hijos.
La película dirigida por Stanley Kubrick se estrenó en 1980. En 1997 fue realizada una serie de televisión que ha pasado sin pena ni gloria al semiolvido. En 2013, King publicó una secuela titulada “Doctor sueño”, y hay planes para realizar también una traslación de ella al cine.
El film de Kubrick fue rechazado vehementemente por King quien cuestionó todo, desde la selección del reparto (nunca le gustó Nicholson) hasta las libertades argumentales tomadas por el gran cineasta, quien rasuró y reorientó mucho del material original presente en la novela. El resultado final, si bien se trata de una de las cintas más conocidas de su carrera, tampoco recibió un reconocimiento unánime en el mundo del cine.
Hay un detalle curioso: El VW sedán, el conocido vochito rojo que en la novela transporta a los personajes al hotel, en la película lo vemos a un costado de la carretera, chocado e inservible. Para uno de los comentaristas que analizaremos en detalle más adelante, se trata de una puya cifrada de Kubrick contra King: “este es mi viaje, no el tuyo”.
Los ‘teoricistas’ de El Resplandor
Existe un considerable ejército de analistas y comentaristas que durante estos años han interpretado hasta la saciedad cada aspecto de la película y llegado a conclusiones extrañas, por decirlo suave: hay dos documentales que sintetizan la búsqueda de sentidos ocultos de estos personajes, que llamo ‘teoricistas’ de El Resplandor: “Room 237” que presenta varias teorías y a sus proponentes, y “The Shining code 2.0” que presenta una sola, pero extraordinariamente popular entre la banda conspiranoica: el supuesto falso alunizaje de 1969.
La teoría de “The Shining code”, delirante a rabiar, es que Kubrick utiliza la realización de la película The Shining como una confesión críptica y vergonzante de su participación en la “falsa” misión del Apolo XI. El documental muestra tanto analogías intrigantes y fascinantes, como hueras numerologías y ridículas tomaduras de pelo, pero todas reforzando (es un decir) la misma ‘tesis’. (Se vale reír).
Por el contrario, “Room 237” reúne varias entrevistas a ‘creadores’ de un puñado de teorías de interpretación de sentidos ocultos del film. En estricto sentido, no vemos a los teóricos, sólo los escuchamos mientras la imagen apuntala sus ‘tesis’ y, como es obvio, se disfruta más pues lo que vemos, el metraje que ilustra sus comentarios, es atractivo y variopinto.
Al menos hay un par de ‘teorías’ no tan jaladas de los pelos, que de hecho son interesantes y a ratos reveladoras… Lo demás es absurdo aunque el film tiene la virtud de no tomarse muy en serio, a ratos parece una plática informal entre amigos frente a la pantalla de cine, mientras disfrutamos esas poderosas imágenes. Porque hay que decir que visualmente, el film de Kubrick es sobrecogedor.
Una de las teorías señala que hay sincronías y coincidencias notables al proponer la doble proyección del film, desde el principio y desde el final en reversa superpuestos. En el documental vemos unos minutos de esa doble exposición: Claro que no demuestra nada, pero es muy entretenida.
¿Kubrick vs Kubrick?
Pero entonces, si “The Shining” no es una protesta vs el genocidio indígena (Bill Blakemore) o un lamento por la Guerra Fría (Frederic Jameson); si tampoco es un metafórico estudio sobre el Holocausto (Geoffrey Wright) o una confesión cifrada por falsear la misión del Apolo 11 (Rodney Ascher), ¿de qué trata entonces? ¿Qué dicen los analistas ‘serios’? Significativamente, aquí también hay decenas de interpretaciones.
El film de Kubrick ha sido leído como un análisis del quiebre de la familia o la masculinidad, o como un pesimista retrato de la sociedad moderna; o bien como un autoexamen del cine mismo, una deconstrucción del género de horror, ha habido alegatos por su supuesto sexismo, racismo… (Después de verla, agregue hipótesis al gusto).
Pese al inquietante poderío de sus imágenes (esa obertura de las montañas con una variación de la Sinfonía Fantástica de Berlioz, o la sangre cayendo del elevador, simplemente te quitan el aliento).
Para mi gusto, “The Shining” no es ni siquiera una de mis películas favoritas de Kubrick. Me pegan y pueden significativamente más “2001”, “Strangelove”, “Lolita”, “Clockwork Orange”, aún “Spartacus”. Siempre me ha parecido un trabajo desprolijo, descuidado hasta en detalles elementales para el obsesivo perfeccionista que siempre fue (algo parecido sucede a su manera pero por otros motivos con “Barry Lyndon”: hermosa y extasiante, pero atenazada por un raquítico presupuesto).
Sin embargo no podemos obviar a los miles de fanáticos que cultivan y propagan el legado de “The Shining” (libro y película) como una fuente inagotable de sentidos y mensajes; si bien es improbable que usted –amigo lector– no haya visitado alguna de ambas obras, he procurado en estas líneas no estropearle la intriga por si se anima a visitarlas. No será un completo desperdicio, se lo puedo asegurar.
Alberto Monroy. Citando a un clásico: “Estudió cómo cogen las ballenas en la Universidad del Congo; cumplirá 96 años el próximo verano”.