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«POTENCIAL»: ¿Cómo enseñar periodismo?

Como a muchos, el asesinato de Javier Valdez Cárdenas, la evidencia de su muerte, de su sombrero en el asfalto, de su voz acallada, me impactó conociéndolo sólo por sus libros, que me ayudaban a dar testimonio del avance del narcotráfico sobre la vida cotidiana de todos nosotros. 

Y después del estupor de la noticia, la duda: ¿Cómo seguir enseñando periodismo a las nuevas generaciones? ¿Cómo decirles que tenemos un compromiso insustituible con investigar bien, escribir bien y con develar?

Porque somos una parte fundamental de la construcción del espacio público. Porque ahora la verdad es algo peligroso que nos convierte en un país levemente menos violento que Siria. Porque los miles de desaparecidos claman un país diferente. Porque sus madres han convertido al 10 de mayo en una tribuna de un dolor que debe ser compartido.

No hay lenguaje posible que nos diga tal como sucedieron las cosas, ni el cine, ni el fotoperiodismo, ni las crónicas descarnadas de los niños y las niñas del narco que nos dibujó Valdez, un libro que no deja duda de cómo la médula de la sociedad en la que nació está tocada por el narco. Ninguno nos dice esta verdad absoluta, pero nos aproxima con rigor a una realidad que no queremos.

En nuestros planes de estudio, hacemos hincapié en la ética periodística, pero estos asesinatos me dejan desnuda frente a mis grupos, no puedo defender la utopía de la verdad cuando es una aspiración que se paga con la vida. Por eso estoy anonadada.

Hace años fui a ver el documental La vida loca, del cineasta Christian Poveda, para ver si encontraba las razones de ofrendar la vida por una obra, por una narrativa, por una aproximación a la verdad, y no encontré ninguna razón tan poderosa como para correr el riesgo de perder una mente tan brillante.  

El asesinato del corresponsal de La Jornada tampoco tiene sentido, cuando desde el lugar que lo miramos todavía no tiene al narcotráfico a la vuelta de la esquina. ¿O es que no lo vemos?, porque el periodismo del estado de México es algo que se liga con los señores del poder, y por lo tanto enfoca a la política desde la lógica de los convenios o el dinero. O el capitalino que nos habla de obras y banquetas…

¿Cuál es la ética que debemos guardar en los tiempos violentos? Las fronteras se diluyen y el miedo campea. Se camina con pies de plomo; pero de pronto ya no hay camino, porque de estar enmarcado en unos cuantos estados, el poder del narcotráfico camina por las carreteras de México, se instala en los pueblos pobres de toda la geografía. Se hace apetecible para las nuevas generaciones de marginados en el campo y la cuidad que sueñan con tener una vida de lujos, frente a los platos vacíos.

Ante la evidencia de la muerte, saben, no es fácil dar clases de periodismo. 

Viene una campaña de desprestigio, pero ante el lodo de las investigaciones que se hagan, yo prefiero la luz que emana de los libros que escribió.

 

 

Genoveva Flores. Periodista y catedrática del Tec de Monterrey. 

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