Dos alegres compadres se pelean en Veracruz. El gobernador de esa entidad, Miguel Ángel Yunes, y el candidato presidencial de MORENA, Andrés Manuel López Obrador, se han bajado al peor nivel de la política al acusarse de todo: de corruptos, rateros, mafiosos, mentirosos y sinvergüenzas. Al estilo de Pedro Infante y Luis Aguilar saltó el reto de un debate público: “¡No le saques, lagarto!”. “¡Sí le saco, mafioso!”. Este es el nivel de dos pobres políticos con larga cola… que se ufanan de ser honestos
¿Se merecen los veracruzanos tener a un gobernador como Yunes ciento por ciento cuestionado en su honorabilidad? ¿Nos merecemos los mexicanos tener como candidato a la Presidencia de México a López Obrador, que hace de la mentira su forma de vida? Creo que no. Los mexicanos merecemos gobernantes con la cara limpia y ninguno de los dos actores mencionados la tiene.
La semana pasada, el estado de Veracruz, ya de por sí debilitado por el crimen organizado, desapariciones, asesinatos de periodistas y corrupción, fue el escenario para que el panista y el morenista se enfrascaran en una pelea indigna. Ambos dejaron salir al demonio que llevan dentro atacándose mutuamente y mostrando que son estrellas en la actuación. Los dos mienten; ninguno es honesto, son descarados y ambiciosos, capaces de todo por acceder al poder y conservarlo.
Veamos primero el historial del gobernador Miguel Ángel Yunes que ganó las elecciones vistiendo el traje del PAN-PRD, aunque por sus venas corra sangre del PRI. Yunes ha sido acusado de todo, hasta de pederasta. Para nadie es un secreto que el mandatario local se hizo millonario a la sombra del tráfico de influencias y de sus relaciones con personajes oscuros de la vida política, como Elba Esther Gordillo. Por ello es que López Obrador le grita cada vez que visita Veracruz que es un “malandrín” de la política. ¡Tiene razón!
El líder nacional de MORENA, a quien prestigiados psiquiatras definen como un psicópata (persona que observa a los seres humanos como cosas u objetos que son esenciales para lograr sus objetivos, sin sentir remordimiento), tiene un historial muy parecido al de Yunes, con la diferencia de que manda a otros por el dinero para que sus alas no se manchen en el pantano. López Obrador no es pederasta, pero sí un político que por ambición es capaz de traicionar a su alma, por eso lo de “pejelagarto”.
Vuelvo a preguntar: ¿nos merecemos los mexicanos esta clase de políticos? Los mexicanos merecemos un líder que piense y gobierne para todos, un estadista en toda la extensión de la palabra y ninguno de los dos lo son. Y si no, mire por qué lo digo:
El viernes, durante su gira por Veracruz, López Obrador envió al gobernador el siguiente mensaje: “¡No manches, Yunes, serénate! ¡Ay sí, mandándome a entregar dinero con una candidata de MORENA!”. El sábado, el aludido, quien días antes había acusado al eterno candidato presidencial de tener tratos con el crimen organizado, lo retó a sostener un debate público el domingo después de concluir su gira. Pero además le dijo: “¡No le saques lagarto!”.
Y ¿qué creen? ¡Sí le sacó!
¿Estos dos personajes de la política merecen gobernar? Creo que ninguno tiene la calidad moral para representar a una sociedad tan noble como la mexicana. Ninguno la tiene para representar a una sociedad tan lastimada; para representar a una sociedad que ha caído en el hartazgo por la corrupción que ha permeado a las autoridades. Ninguno de los dos tiene la calidad moral para representar a una sociedad que llora a sus muertos a consecuencia de desapariciones forzadas, feminicidios, discriminación.
Lo peor de todo es que ni cambiando de canal, de periódico, estación de radio o Internet dejaremos de ver y escuchar la pelea de dos pobres políticos: Miguel Ángel Yunes y Andrés Manuel López Obrador; los dos alegres compadres.
Elena Chávez. Estudió periodismo en la escuela “Carlos Septién García”. Ha escrito los libros “Ángeles Abandonados” y “Elisa, el diagnóstico final”. Reportera en diversos diarios como Excélsior, Ovaciones, UnomásUno; cubrió diferentes fuentes de información. Servidora Pública en el Gobierno del Distrito Federal y actualmente Diputada Constituyente externa por el PRD.