El candidato por el PRI a la gubernatura del Estado de México, Alfredo del Mazo, reveló estar en contra de la despenalización del aborto y del matrimonio igualitario.
En una entrevista radiofónica, Del Mazo afirmó: “Estoy a favor de los derechos de la familia (y) a favor de la vida”, tras contestar que estaba en contra de la interrupción del embarazo y las uniones gay.
Asimismo, se manifestó en contra de la adopción por parte de parejas homosexuales.
La postura del abanderado del partido en el poder en el Estado de México se contrapone a la de su también correligionario, el presidente Enrique Peña Nieto, quien en mayo de 2016 propuso elevar a rango constitucional el matrimonio igualitario.
Este apoyo tan efusivo a posturas tan conservadoras, parece no motivado por una convicción personal, sino más bien electoral. Basta recordar que la iniciativa presidencial por el matrimonio igualitario fue considerada por un sector priísta como el motivo que los llevó a sufrir descalabros electorales justo el año pasado.
Pero, más allá de grillas políticas, Del Mazo debería tomar conciencia del peso de sus palabras en una entidad como el Estado de México. Decir que está “a favor de la vida” es todo un reto.
De acuerdo con una nota de Proceso (octubre de 2016), desde 2012 se han registrado 12 mil 950 casos de agresiones contra mujeres en la entidad, según el Banco Nacional de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres. El Observatorio Ciudadano Nacional contra el Feminicidio expone que hay más de mil 500 jóvenes entre 15 y 17 años desaparecidas en el estado.
¿Será esta la batalla por la vida de la que habla el candidato? No, se refiere más bien a su oposición ante la interrupción legal del embarazo. Pues resulta que, de acuerdo con estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, muere menos de una de cada 100 mil mujeres que se realiza un aborto médico.
El candidato menciona su defensa por la familia como argumento para rechazar las uniones homosexuales.
Si Alfredo del Mazo se hubiese tomado el trabajo de “googlear” el concepto de familia, previo a su entrevista, se habría enterado que existen varios tipos de estructuras familiares que no se basan solo en la típica familia nuclear –padre, madre e hijos–, sino que en la actualidad existen diversos tipos de familias que son igual de válidas que la nuclear. Y se habría enterado incluso de que el INEGI, para la Encuesta Intercensal 2015, modificó el criterio de “nuclear” ampliándolo a toda pareja, sin importar si es heterosexual o no, o si tiene hijos.
A reserva de saber si la elástica agenda social del priismo mexiquense obedece a convicciones genuinas o a mera conveniencia electoral, es preciso marcarle a Del Mazo –y a todos los aspirantes– lo que debe ser una genuina política pública en la materia.
¡Sí!, es necesario proteger la vida. Y me refiero a la vida de cada mujer. Esto no se logra criminalizándola por ejercer su derecho a decidir en su vida reproductiva. La verdadera batalla por la vida está en quitar el miedo a las familias mexiquenses de ver salir a las mujeres de sus casas sin saber si regresarán o pasarán a formar parte de la estadística mortal.
Y, por cierto, ¿sabía que en los reportes de hogares destrozados y daño al tejido social no figuran las parejas homosexuales, y sí, en cambio, aparecen los hogares destrozados por crímenes homofóbicos y feminicidios?
Señor Del Mazo, si está dispuesto a dar la verdadera batalla por “la vida y la familia”, por favor no colabore con aumentar las cadenas de odio ya existentes.
Sin salario rosa sí se puede vivir. Con miedo y discriminación, no.
Saraí Aguilar | @saraiarriozola Es coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe en Monterrey, Nuevo León. Maestra en Artes con especialidad en Difusión Cultural y doctora en Educación.