En su primer viaje al extranjero como asesora del presidente de Estados Unidos, Ivanka Trump dio la nota en la cumbre Women20 (W20), foro organizado en el contexto del G20, que presidió por turno Alemania y que organizó un debate sobre el apoyo a las mujeres emprendedoras. Por defender a Donald Trump en un foro feminista, su hija Ivanka fue abucheada.
Ella abogó en todo momento por su padre y aseguró que él ha sido un gran activista por las mujeres. “Nunca nos puso obstáculos, siempre tuve las mismas oportunidades que mis hermanos“, aseguró.
Dijo también que Donald Trump cree que las mujeres “tienen el potencial y la capacidad de hacer el trabajo igual de bien que los hombres“.
De acuerdo con lo destacado en la reseña del diario argentino Clarín, la asesora presidencial de 35 años aseguró creer “en la igualdad de los géneros”, pero no quiso llamarse feminista. “Creo que es un término que excluye a muchas mujeres, no me gusta pensar en compartimentos estancos“.
Sin duda, Ivanka está en su derecho de considerarse o no feminista y de defender a su padre, e incluso de sentirse orgullosa de él, tal como lo manifestó. Pero al presentarse en un foro, como participante en una mesa redonda y representante de la mujer norteamericana, da pie a solicitar una explicación de sus dichos.
Tal vez para Ivanka el pensar en la ablación femenina, práctica más frecuente en Asia, Oriente y África, sea reduccionista. Y tal vez resulte un comentario “positivo” la tristemente frase célebre de su padre: “Llevar burka es más fácil para las mujeres. Lo quieren. Por qué iban a llevarlo si no. El hecho es que es más fácil. No tienes que llevar maquillaje. Mira qué bonito parece todo el mundo. ¿No sería así más sencillo?”. Optimismo que una feminista excluyente, por supuesto, no entiende.
En plena campaña electoral, Trump tuiteó: “Si Hillary no puede satisfacer a su esposo (entendemos que aludiendo al ‘caso Lewinsky’), ¿cómo pretende satisfacer a Estados Unidos?”. Esta vez, la asesora presidencial no aclaró si esas “miles de mujeres que pueden dar fe de que Trump cree en su potencial” al momento de ser contratadas, necesitaron tener el aval de sus esposos en cuanto a su desempeño sexual. Y tampoco precisó si ese “criterio” se utilizó también para evaluar a sus colaboradores del sexo masculino.
Una pregunta más que tendría que contestar Ivanka es si Donald Trump, en su papel de gobernante, es congruente con su creencia de que las mujeres “tienen el potencial y la capacidad de hacer el trabajo igual de bien que los hombres”, o si más bien les aconseja según el credo que él mismo ha expuesto en varias entrevistas de que utilicen su sex appeal: “Ya sabes, da igual lo que los medios escriban mientras tengas junto a ti un trasero joven y bonito”.
Y si es cierto que cree tanto en ellas: ¿Por qué no estuvo ninguna mujer presente durante la firma de la polémica orden ejecutiva de Donald Trump contra el aborto. ¿Ahí, Ivanka, quién fue el excluyente?
En algo no se equivocó Ivanka. Su padre ha sido el principal promotor, involuntariamente, de causas que unen y no separan. Miles de personas en el mundo pueden dar fe de ello. Basta recordar la unidad que generó la marcha de las mujeres en contra de la misoginia de Trump el día de su toma de posesión, que para algunos analistas puede ser considerada la de mayor impacto en la historia estadounidense. Y que inspiró a otras causas a tomar las calles, como ocurrió el pasado sábado, cuando marcharon los opositores a las nuevas políticas sobre cambio climático que ha impulsado Trump, justo al cumplir 100 días de su mandato.
Mujeres de todo el mundo nos hemos unido en el repudio a las políticas de Trump contra los derechos reproductivo de la mujer, y sus comentarios misóginos han desatado el enojo de hombres y mujeres que no temen llamarse feministas.
En algún momento, Donald Trump expresó que poner a una mujer a trabajar era muy peligroso. Movilizarnos en la defensa de nuestros derechos lo es aún más. Es hora de demostrarle que por una ocasión no se equivocó.
Saraí Aguilar | @saraiarriozola Es coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe en Monterrey, Nuevo León. Maestra en Artes con especialidad en Difusión Cultural y doctora en Educación.