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«A LO QUE VOY»: Edomex, ¿reír o llorar?

Nuestros políticos cada vez nos sorprenden más y nos dejan con la boca abierta y el ojo cuadrado, no porque nos hagan sentir a los ciudadanos orgullosos de ellos, sino por la conmiseración que provocan.

Según el artículo 82 de la Constitución Mexicana de 1917, para ser Presidente de la República, se requiere, principalmente: 1.- Ser ciudadano mexicano por nacimiento en pleno goce de sus derechos; 2.- Hijo de padre o madre mexicanos; 3.- Haber residido en el país al menos durante veinte años, y 4.-Tener 35 años cumplidos al tiempo de la elección (entre los requisitos más básicos y elementales).

Ahora bien, el artículo 68 de la Constitución del Estado de México, establece los requisitos para ser gobernador: 1.- Ser ciudadano mexicano; 2.- Ser mexiquense con residencia efectiva en su territorio no menor a tres años o vecino del mismo, y 3.- Tener 30 años cumplidos el día de la elección (entre otras disposiciones).

El artículo 119 de esta misma Constitución local, exige que quien desee gobernar la entidad mexiquense, se le debe reconocer su “probidad y buena fama pública”. 

El intento de debate de los aspirantes a gobernar el Estado de México realizado el martes pasado, estuvo lleno de descalificaciones y revelación de malversación de fondos públicos de unos y otros.

Me pregunto si alguno de los cinco candidatos cumplirá con la “probidad y buena fama pública” que la carta de derechos estatal mandata. Con esto, de entrada, ninguno de los candidatos señalados podría asumir el cargo hasta que demuestre que en verdad fue víctima de calumnias.

Ni para ser Presidente, gobernador, alcalde o militante partidista, se fuerza a contar con una licenciatura, maestría o doctorado, según  entiendo. Pero sí es (hasta por dignidad propia) un compromiso con la sociedad, estar preparado para pretender un puesto de elección popular.

De poco le sirve a los mexiquenses cualquiera de las profesiones de sus candidatos, si las cosas seguirán igual en un futuro.

De nada vale que Del Mazo tenga una licenciatura en Administración de Empresas por el ITAM y un posgrado en Harvard. Tampoco que Josefina sea economista egresada de la Ibero, que Delfina tenga una maestría pedagógica en el Tec de Monterrey, Zepeda abogado por la UNAM o Castell contadora fiscal por el Conalep. Así es, de nada vale si no conectan con el público que los vio en la tele y la gente que votará por ellos.

No hay a quién irle cuando vemos un debate que no es debate, una presentación de propuestas que no son propuestas, sólo descalificaciones, sin ideas nuevas o atractivas, ni una cultura general que corrobore la capacidad de cada abanderado que quiera iniciar la complicada misión de encabezar una población que posee 655 habitantes por kilómetro cuadrado, casi 16 mil personas en total. Bueno, incluso algunos mostraron sus limitaciones a la hora de expresarse.

Nuestros políticos de ahora nos dejan con la boca abierta y el ojo cuadrado porque alguno de esos cinco será el gobernador, pero hay mucho qué lamentar porque ni hay la suficiente probidad, ni la adecuada preparación para ocupar la silla de gobernador. Eso sí está #superrequetebien jodido.

Atalo Mata Othón. Egresado de la escuela de periodismo Carlos Septién García. Tiene 19 años en el ejercicio del periodismo. Conduce noticiarios en Excélsior TV y es profesor universitario.

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