–“Nooo… son galanes todavía”.
–“Pues yo creía que eran novios”.
Interrumpí a los adolescentes que jugaban cartas combinadas con tequila. “¿Me pueden explicar cuál es la diferencia entre galanes y novios?”.
Y empezó la aventura, entre risas y atropellos, para definir lo que estos chavos de hoy entienden como etiquetas para el tipo de relaciones existentes.
Para empezar, me causó inquietud el saber que ahora se “dan” en cualquier lugar y momento. En mis épocas, “darse” era entregarse a alguien, cosa que se hacía casi siempre en privado. Pero hoy, cualquiera puede acercarse a otro, aún sin conocerse y preguntarle: “¿Te das conmigo?” Si acepta, se besan hasta donde el que autoriza lo permita. A mi parecer, es algo equivalente a besos con posible faje pero con la diferencia que en mis tiempos la mayoría de las veces era algo que no se publicaba. Hoy, en una fiesta, reunión o concierto, una persona, hombre o mujer, puede darse con varias si así lo desea. El alcohol permite hacer competencias para ver quién se “da con más” en un evento. Después, se publica en redes sociales pues esto los hace “populares”.
También se puede ser amigovio antes de ser galán, aunque esta etiqueta tiende a desaparecer. La diferencia entre amigovio, galán y novio es el grado de compromiso y la entrega amorosa existente entre las partes. El amigovio comparte tiempo, acompaña, apoya como el mejor amigo y puede ser probable que en el futuro se convierta en galán y después novio.
La exclusividad sexual comienza en el momento que son galanes y empiezan a salir. Dejan de ser galanes y son novios cuando oficialmente se pide serlo. Esto no sucede con el sex friend, un conocido al que se llama sólo para encuentros sexuales sin compromiso alguno.
El sex friend es también presente en el mundo de los viejos cincuentones como yo. De hecho, después de una buena invitación a comer y una buena charla, a una amiga le dijeron como algo normal: “Tengo algo que decirte… ¿qué te parece si somos sex friends?”. Ella preguntó qué quería decir con eso y el ofreció la misma definición que los adolescentes fiesteros: “Pues que cuando quiera tener sexo, te llamo y nos ponemos de acuerdo y cuando tú quieras tenerlo, me llamas y hacemos lo mismo”. La negativa de ella fue obvia, no sólo por saberlo casado, sino porque tiene la convicción propia de no hacer a otros lo que no quieres que te hagan a ti.
Entre el juego de cartas y más tequila combinado con risas, todos confirmaron que después de ser novios se está comprometido, te casas y eres esposo o esposa, aunque ahora también se puede ser marinovio, aquellos que no se casan pero viven juntos. Los términos de divorciado y viudo quedan iguales.
“Wilear” es lo que hacen hombres y mujeres casados o con una relación, que buscan ligue acosando a otros. Las redes sociales los han favorecido pues pueden hacerlo primero por chats privados o al tener más de un muro en aplicaciones como Facebook, lo cual obviamente ocultan a sus cónyuges y familia. Llamar a alguien “wilo” es en tono despectivo. Se recomienda no tener que ver con este tipo de personas.
Tengo claro que en mis tiempos existían todo tipo de relaciones con diferentes títulos nobiliarios que igual y desconozco y que no deben asustarme. Pregunté tratando de digerir este nuevo diccionario de relaciones sociales: “Pero entonces, ¿cuándo tienen sexo?”. Todos contestaron a carcajadas. “¡En todas! De amigo en adelante… Eso se da cuando se quiere”.
Así hoy. ¿Y mañana cómo será?
Citlalli Berruecos. Tienes estudios de Sociología en la UNAM y la Universidad Complutense de Madrid, España. Licenciatura en Lengua y Literatura Inglesa, UNAM. Maestría en Educación con especialidad en Educación a Distancia, Universidad de Athabasca, Canadá.