Inmersos en la vorágine de escándalos por corrupción, principalmente por la aprehensión del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, en Guatemala, la sociedad ha olvidado que la Constitución de la Ciudad de México también está presa y a juicio en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Defendida sólo por una mayaría de Constituyentes y la Consejería Jurídica de la administración capitalina, la Carta Magna local espera la magnanimidad de los magistrados que deberán demostrar que los intereses políticos, económicos, sociales y religiosos de quienes la impugnaron no los alcanzan.
¿Por qué deben ser primordialmente los habitantes de esta ciudad quienes defiendan la Constitución de la CDMX?
Porque sus derechos humanos, políticos, económicos y sociales están en riesgo de perderse ante la escalada de ataques del gobierno federal, a través del PRI, que hipócritamente aprobó durante las largas y tensas sesiones de trabajo en que estuvimos inmersos los Diputados Constituyentes.
Recuerdo los abrazos y felicitaciones de los priístas al término de los trabajos de la Asamblea Constituyente y su emoción al tomarse la fotografía histórica. Ni ellos, los del tricolor, se imaginaban que su labor terminaría en una injusta impugnación.
Es importante que quienes construimos este documento de avanzada lo defendamos con todos los argumentos que le dieron origen, pero también es fundamental que la ciudadanía se involucre en la protección de nuestra Constitución porque de ella depende que en unos meses más tengamos la facultad de decidir cómo queremos morir ante una enfermedad incurable o por un accidente que nos imposibilite tener una vida digna.
Debemos pensar en todas aquellas mujeres que han dado la lucha durante décadas para que se les permita legalmente decidir sobre su propio cuerpo; es decir, acogerse a la interrupción legal del embarazo cuando las circunstancias lo ameriten. Este derecho ya se ejerce, pero si queda constitucionalmente garantizado será muy difícil que la derecha radical, la Iglesia o los grupos pro-vida puedan echarlo abajo en el futuro.
Pensando un poco más allá de nosotros mismos, la Constitución de la Ciudad de México garantiza a todas las familias que viven en extrema pobreza un mínimo vital (apoyo económico) para atemperar la injusticia y desigualdad en que los ha hundido la falta de políticas públicas, porque la ambición y corrupción generalizada de los gobernantes ha estado por encima del interés colectivo.
Debemos, como sociedad, proteger los derechos de la comunidad lésbico-gay que durante años se ha visto amenazada y perseguida, y sufre una serie de asesinados por parte de una clase homofóbica que lleva como bandera la discriminación y el odio. ¡Es necesario que la Constitución capitalina los arrope ante estos actos inaceptables de violencia!
Queridos lectores, nuestra noble Constitución no sólo liderea derechos humanos, sino también los sociales y políticos, que son sumamente importantes. Por si fuera poco, en este documento, por primera vez, para vergüenza del gobierno federal, se protege a los sufridos y discriminados indígenas que ante la falta de oportunidades en sus estados han llegado a esta ciudad en busca de una vida mejor.
Y si de sufridos se trata, la Constitución que hicimos quienes tuvimos la oportunidad de formar parte de la Asamblea Constituyente, se incluye a los animales con quienes compartimos este maravilloso mundo.
En materia social debemos defender el derecho a la ciudad a través de instrumentos de planeación, jurídicos, administrativos, financieros, fiscales y de participación ciudadana para hacer efectivas las funciones social, económica, cultural, territorial y ambiental de esta urbe. Aquí podremos participar a través de la nueva figura de alcaldías que tendrán un Consejo Ciudadano que vigile la ejecución de programas y aplicación de presupuestos.
Uno de los avances más importantes que nos brinda esta Constitución en materia de derechos políticos, es la de democracia participativa. Por fin los capitalinos estaremos facultados para ejercer la “revocación de mandato”. ¿Qué significa esto? Sencillamente que vamos a poder quitar del poder a alcaldes y Jefe de Gobierno que no muestren capacidad, talento y experiencia durante su administración.
Este merecido derecho ha sido, entre los arriba mencionados, uno de los más impugnados por quienes quieren mantenerse en el poder para cometer toda clase de fechorías, como lo hizo Javier Duarte en Veracruz, Tomás Yarringtón en Tamaulipas, César Duarte en Chihuahua y otros tantos gobernadores corruptos.
En el tema de la protección a los animales, que tuve la satisfacción de impulsar como una de mis convicciones, se reconoce a las especies de esta ciudad como seres sintientes. Dicho reconocimiento dará pauta para que se modifique el Código Civil de la Ciudad de México que, hasta ahora, los define como objetos, por lo que cualquier persona puede creerse dueña o dueño y atentar contra su vida.
La sociedad tiene la responsabilidad de defender la Constitución de la Ciudad de México porque su voz puede lograr que estos derechos lleguen a buen término o morirse en el intento, como lo desea el PRI. Nuestra Constitución es el parteaguas que necesita el país porque tendrá obligadamente que replicarse en todo México. ¡Los Constituyentes ya cumplimos!
Elena Chávez. Estudió periodismo en la escuela “Carlos Septién García”. Ha escrito los libros “Ángeles Abandonados” y “Elisa, el diagnóstico final”. Reportera en diversos diarios como Excélsior, Ovaciones, UnomásUno; cubrió diferentes fuentes de información. Servidora Pública en el Gobierno del Distrito Federal y actualmente Diputada Constituyente externa por el PRD.