«ACTOS DE PODER»: Duarte, el Chivo Expiatorio - Mujer es Más -

«ACTOS DE PODER»: Duarte, el Chivo Expiatorio

En la política mexicana un Chivo Expiatorio es aquel que, siendo culpable o inocente, debe cargar con las culpas de un grupo de individuos que violaron la ley para obtener beneficios personales.

La aclaración vale la pena ahora que los puristas argumentan que llamar a Javier Duarte como chivo expiatorio es declararlo inocente. Nada más lejano de la realidad.

Javier Duarte de Ochoa es un político veracruzano que creció al amparo de Fidel Herrera Beltrán. Fue miembro del PRI y un distinguido exponente del “Nuevo PRI” hasta que fue expulsado hace pocas semanas por los escándalos en los que se vio envuelto, pero su peor delito fue perder la gubernatura de Veracruz.

A Javier Duarte se le recordará como el gobernador veracruzano que hundió a la sociedad de ese estado en la violencia. Durante su mandato las desapariciones, los secuestros, homicidios y el alza de crímenes contra migrantes crecieron de manera exponencial.

Una escena que pintó al gobierno de Duarte fue cuando la madre de una chica desaparecida le exigió al gobernador del estado acciones para encontrar a la joven mujer. Duarte se limitó a sonreír con burla. Esa fue su conducta ante la sociedad de Veracruz. 

¿Sabremos algún día cómo se tejió la red de complicidades y corrupción  que hoy tiene a Duarte detenido? Seguramente no. Una simple y sencilla razón: tendría que delatar a sus cómplices en lo más alto de las esferas del poder y junto a ellos a familiares y colaboradores cercanísimos. 

No basta con la detención de Duarte de Ochoa. Tenerlo en la cárcel es haber quitado un eslabón de la cadena de corrupción que durante años operó en Veracruz. Para terminar con los abusos de Duarte y su camarilla, es necesario que caigan todos y paguen ante la justicia.

Lo que sucederá es que Javier Duarte de Ochoa será consignado por delitos menores de los que es acusado y nunca se revelará la maraña de complicidades e intereses que se articulaban en su entorno. Es decir, no se acabará con la corrupción en Veracruz y habrá impunidad.

Una cosa quedará en claro: si alguien pensó que con la detención de Duarte se acababan los señalamientos de corrupción del PRI, se equivocan. La detención de Duarte es una herramienta más contundente que tiene la oposición para acusar la corrupción que emana de algunos de los más distinguidos militantes del PRI. 

 

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