La Semana Santa, además del fenómeno religioso para los creyentes, es la válvula de escape para la cotidianeidad del trabajo y la escuela de millones de personas en el país; se materializa con viajes a diversos destinos de la República, principalmente por tierra.
Como esto no es la reseña de «Semana Santa en Acapulco» (dignísima película de 1981 protagonizada por David Reynoso y Lucha Villa), apunto la reflexión al alto riesgo que hay para los conductores particulares cuando salen a las principales carreteras de México. Si la perspectiva es el maniqueísmo, los malos en serio, serían la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y (para variar) el Congreso de la Unión, por su incapacidad para poner en orden al transporte en el ámbito federal.
Para no ir más lejos, este jueves santo supimos del accidente en la autopista Siglo XXI en los límites de Guerreo y Michoacán; una pipa que transportaba gas embistió un autobús de pasajeros: murieron 24 personas y hubo nueve heridos, todos de una familia de Morelia que iba a playas de Zihuatanejo.
De acuerdo con el INEGI, entre 2008 y 2012, de más de 91 mil accidentes registrados en el sector transportista, en cerca de 62 mil estuvieron involucrados camiones de doble remolque.
En el Senado está en perfecta calma y por verse la aprobación de un paquete de 11 modificaciones a la Ley del Autotransporte Federal, que plantearía prohibiciones para el tránsito de tráileres de doble remolque.
Algunos legisladores argumentan que una de las trabas para sacar de circulación los llamados “fulltrailer”, es la Norma 012 de la SCT que permite la actividad de transportes de carga con pesos y dimensiones excesivas, en comparación con las que admiten otras naciones.
Por ejemplo, en Estados Unidos se autoriza el tránsito de vehículos con máximo 25 metros de largo y 39 toneladas de peso, mientras que en México se permiten unidades de 31 metros de largo y hasta 80 toneladas.
La condición particular de este tipo de transporte responde a la “astucia” de los encargados de grupos industriales para sobrecargar los camiones y generar ahorros para sus empresas, y en la disyuntiva de (notoria ignorancia o plena conciencia) de las autoridades federales para conceder los permisos.
Ojalá los legisladores y la SCT modifiquen las reglas para la circulación de las unidades de transporte de carga, porque mientras no lo hacen, es muy posible que para algunos un viaje vacacional en carretera, sea el definitivo.
Mario López cuenta con 42 años en el ejercicio periodístico en Televisa y el periódico Ovaciones. Realizó las principales coberturas de los procesos judiciales: caso Colosio, caso Ruiz Massieu, caso Paco Stanley y diversos juicios instruidos en contra de capos vinculados con delincuencia organizada y narcotráfico.