«ELLAS EN EL RETROVISOR»: Campaña en Edomex, ¿sin violencia política? - Mujer es Más -

«ELLAS EN EL RETROVISOR»: Campaña en Edomex, ¿sin violencia política?

La violencia política de género existe. Está documentada. Incluso hay iniciativas de ley en espera de su aprobación en el Congreso.

Los estudios y las memorias de las elecciones de 2012 y 2015 muestran cómo las candidatas a cargos de elección popular fueron descalificadas por su condición de mujer.

¿Qué significa eso? Significa que a las aspirantes sus adversarios y los medios de comunicación les subrayaron sus aspectos físicos y sus relaciones familiares, conyugales y afectivas. 

Porque en política, las mujeres todavía son tratadas como las esposas de, las hijas de, las madres de, las protegidas de, las sometidas de…

Teóricamente, en abstracto, el fenómeno es entendible y cuestionado por mexicanos de todas las corrientes partidistas.

El problema llega cuando la violencia política de género se aplica a candidatas con nombre y apellido.

Entonces la equidad de género se diluye. Y quienes se dicen de izquierda, se dan licencias para defenestrar a las competidoras del PAN.

Lo mismo pasa con los del PRI que ningunean a las candidatas de la oposición.

Y qué decir de los panistas que hacen lo propio con las adversarias.

De manera que ahora que arrancaron las campañas para renovar gubernaturas en 2017, me pregunto si seremos capaces de frenar esa violencia política hacia las aspirantes del estado de México.

A juzgar por lo sucedido en los primeros días, todo indica que la tentación es enorme y que a la hora de la verdad todos, todos, todos, caen en el mismo pecado.

Ahí está el ex presidente Felipe Calderón burlándose en Twitter del nombre de la abanderada de Morena, Delfina Gómez.

Fue tan evidente el error del ex mandatario que él mismo eliminó el comentario en el que preguntaba si ese era el nombre de la política o si así le decía su tutor, en referencia clara a Andrés Manuel López Obrador.

En voz de Calderón, ese comentario cayó de peso porque sabemos que su esposa Margarita Zavala padece mucho la descalificación del propio AMLO por la suposición del tabasqueño de que la panista no actúa por sí misma, sino como extensión conyugal.

Pero también el candidato del PRI, Alfredo del Mazo jugó con el nombre de Delfina al comentar que en Edomex no querían ser gobernados por delfines.

El señalamiento más duro vino del dirigente del PAN, Ricardo Anaya, quien consideró que la aspirante de Morena abona en el fenómeno de “las juanitas”, tanto por cómo gobernó en Texcoco como porque ahora hace lo que le dicta AMLO.

Pero Josefina Vázquez Mota, quien fue víctima de la violencia política de género en 2012 como aspirante presidencial, tampoco escapa ahora a este fenómeno.

Sin pruebas de por medio, y aun cuando la PGR niega realizar una investigación al respecto, en Morena y en el PRD insisten que la candidata del PAN la gubernatura tiene en su familia problemas de “lavado de dinero”.

La calumnia sobre los padres y hermanos de la ex secretaria de Estado se da en el supuesto de que, como empresarios en el rubro de la venta de pinturas, le abrían abierto la puerta a personas vinculadas con negocios ilícitos.

Lo interesante del manejo de estas descalificaciones es que nadie resiste la tentación cuando las filas y las fobias saltan.

Sin embargo, esta vez también hay que decirlo: la principal crítica al abanderado del PRI se da desde el PAN y desde Morena por su condición de primo del presidente Enrique Peña Nieto.

De manera que surge la duda de si en el caso del abanderado varón se incurre en violencia de género y si todas las alusiones por nexos familiares lo son.

Y es que el tema se encuentra en la frontera de la crítica y del contraste electoral siempre necesario en las campañas.

Pero quizá sería un excelente ejercicio de los medios de comunicación y de nosotras las periodistas intentar en esta coyuntura evitar cualquier comentario machista y misógino.

Y reconocer que la pretensión de que las candidatas siempre tienen un titiritero detrás es, sin duda, un acto de violencia política de género.  

 

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