Patrones culturales nos han llevado al extremo del aberrante feminicidio.
No sé si se trate de un hábito de quienes estudiamos Ciencias Sociales, así lo quiero pensar, pero me encanta oír a la gente: “presto atención a los diálogos, a las palabras que nos construyen, nos nombran…”. Y hay frases que se me quedan dando vueltas en la cabeza por varios días, o incluso meses, y quisiera compartirles algunos.
1. Alumnas Universitarias: Mi mamá dice que parezco hombre, que me visto como hombre (vestía una sudadera y unos jeans). Otra comentaba: Yo no fui al viaje de generación, mi papá dice que soy mujer y no puedo viajar, pero mis hermanos varones sí. Mientras tanto, en el baño escuchaba: “el viernes es la fiesta de compromiso de X, ¡imagínate que pidan tu mano!
2. Compañeras del gimnasio: Si salgo tarde de aquí me pongo un pants muy holgado, me subo la capucha de la sudadera para que no sepan que soy mujer, camino rápido. Otra responde: Igual yo, cuando salgo tarde del trabajo me pongo una sudadera con capucha y manejo ruda para que no se den cuenta que soy mujer.
3. En un estacionamiento, durante la espera de sus autos una mujer le dice a otra: ¡Lindos lentes! Ante ello la chica responde: Sí, tengo buen gusto, pobre del que se case conmigo porque tendrá que ganar buen dinero.
4. En un salón de clases con alumnos de licenciatura, pregunto: ¿saben del paro del 08 de marzo? La respuesta al unisonó fue ¡No! Les expliqué de manera muy general, y la respuesta de muchos fue: “Por eso no les va bien en el trabajo, por flojas, las mujeres son flojas y por eso no logran puestos directivos”.
Estos diálogos no representan el total de realidad que viven las mujeres en este país, lamentablemente es aún peor. Sin embargo, es una pequeña muestra que describe la condición de género, y es un asunto preocupante. Estos diálogos sostienen las escandalosas cifras que dan cuenta de la desigualdad entre hombres y mujeres, e incluso patrones culturales que nos han llevado al extremo del aberrante feminicidio.
Es urgente poder desactivar la violencia de género que encuentra su origen en modelos patriarcales de dominación. Tenemos que repensar los modelos de convivencia, incluyendo el familiar, los roles que ejercemos dentro y fuera de las familias. El padre proveedor, la madre protectora, cuestionarlos, repensar y promover prácticas de convivencia basadas en el cuidado mutuo.
En el ámbito político y económico el tema la violencia de género está ligado a la producción de riqueza que va a promover relaciones de poder basadas en el dinero. Este esquema no ha sido favorable para el tema de igualdad; históricamente a la mujer se le han asignado funciones para el cuidado, labores del hogar y es necesario reconocer que han sido bajo condiciones injustas.
En pleno siglo XXI, con un mundo aparentemente más democrático, más incluyente, las mujeres seguimos padeciendo de estos patrones de injusticia y violencia. Los temas de igualdad y equidad de género se reducen al conocimiento e interés de muy pocos.
La violencia hacia las mujeres es un asunto de todos, y por ello hay un llamado a nivel mundial para que el próximo #8deMarzo las mujeres cesen sus actividades. Este día, en el que se conmemora a nivel mundial el Día internacional de la Mujer: “la tierra tiembla. Las mujeres del mundo nos unimos y organizamos”.
El llamado al paro tiene la intención de denunciar las condiciones estructurales de injusticia en la que las mujeres desempeñamos nuestras labores, tanto en el hogar como en empleos remunerados. Es un llamado a un movimiento internacional que denuncia un mundo injusto para las mujeres. Es un llamado a encontrarnos.
Mayra Rojas es docente en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey (Campus Estado de México), en la Universidad Iberoamericana (Cd. de México). Doctora en Ciencias Sociales y Políticas (Universidad Iberoamericana).