«EL RING DE LOS DEBATES»: México debe pasar de “pichón” a “halcón” ante Trump - Mujer es Más -

«EL RING DE LOS DEBATES»: México debe pasar de “pichón” a “halcón” ante Trump

Trump, como todo bully, le apuesta al miedo, a crear confusión.

En El gen egoísta: las bases biológicas de nuestra conducta, Richard Dawkins plantea la evolución de las especies desde el punto de vista del gen en lugar del individuo.

 

Según esta teoría –que discrepa con la de Charles Darwin–, el gen es la unidad evolutiva fundamental y es el que determina las características físicas y conductuales de los seres vivos, su evolución y la selección natural de las especies; es decir, su supervivencia o su extinción.

 

En el texto se plantean cinco categorías de genes y, por ende, de individuos: los halcones, los pichones, los bullies, los equitativos y los retroequitativos.

 

Si nos atenemos a esta clasificación, el papel de México ante el gobierno de Donald Trump es el de un “pichón” que es víctima del bullying del mandatario estadounidense.

 

De acuerdo con los postulados de Dawkins, nuestro país debería cambiar.

 

la actitud y convertirse en halcón al replantear su relación con Estados Unidos. De otra forma, estaría condenado a ser sometido.

 

Estimo que en un ánimo de “buena voluntad” y ante el temor legítimo de evitar un enfrentamiento frontal con la nación más poderosa del mundo, el gobierno mexicano cayó en el extremo de asumir una actitud titubeante, insegura y, para algunos, hasta timorata.

 

Pero lo que observé en la conferencia de prensa conjunta que ofrecieron los secretarios de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, y de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, junto con los secretarios de Estado, Rex Tillerson y John Kelly, de Seguridad Interior, significó un cambio. Un cambio para bien.

 

Primero porque se aceptó lo obvio: que la relación bilateral atraviesa por un momento complejo, que en el pueblo mexicano hay “preocupación” e “irritación” por las medidas unilaterales anunciadas por la Casa Blanca, además de que las diferencias entre ambos países por el tema migratorio, el muro fronterizo y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), son “públicas y notorias”.

 

Y luego, porque se plantearon posturas claras: la imposibilidad jurídica de que un Estado afecte a otro con medidas unilaterales y la determinación de que para superar los agravios, las diferencias y los “sentimientos negativos”, lo que importan son los hechos.

 

Videgaray Caso y Osorio Chong también plantearon la exigencia de que la repatriación de connacionales debe darse de manera ordenada y con pleno respeto a sus derechos humanos, así como el rechazo a aceptar que ciudadanos extranjeros sean enviados a territorio mexicano, en tanto se define su situación migratoria.

 

No se trata de un “diente por diente” sino de medidas espejo, de reciprocidad ante el odio mostrado por el magnate hacia nuestro país. De una demanda legítima de respeto a nuestra soberanía. 

 

Por ejemplo, resulta inadmisible que el 24 de enero, un día antes de que el canciller mexicano y el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, viajaran a Washington para tener el primer encuentro formal con el gobierno de Trump, el magnate escribiera en su cuenta de Twitter: “Planeamos un gran día para mañana en temas seguridad nacional. Entre otras cosas, ¡vamos a construir el muro!”.

 

Esto fue claramente un insulto y hubo voces que señalaron que los funcionarios mexicanos debían volver al país de inmediato ante esta medida que, en los hechos, significaba un “portazo”.

 

Tampoco se trata de aplicar la “ley del talión” pero sí de dejar en claro que México no va a caer en la esquizofrenia que caracteriza al mandatario norteamericano.

 

No puede reunirse con su canciller antes de su viaje a nuestro país para pedirle que aproveche este encuentro y refuerce la relación “saludable y fenomenal” que hay entre ambas naciones y hablar de que existe un diálogo “increíble y robusto”, para horas más tarde advertir que se trataba de una visita “difícil” y que México debía ofrecer un “trato justo”.

 

Diplomáticos y embajadores han ofrecido ideas de cómo hacer frente a la diarrea tuitera de Trump. Han propuesto, por ejemplo, crear bloques internacionales de apoyo con países que coinciden en el señalamiento de que el pretendido muro fronterizo no es con México, sino con el resto del continente.

 

También han apuntado que se deben llevar estos agravios a los organismos internacionales como la ONU y que no se debe caer en la trampa de fragmentar la negociación: por un lado el tema de la migración, por otro el muro, en otra vertiente el acuerdo comercial y la seguridad.

 

Finalmente, el titular de la SRE parece haber tomado nota de ambas sugerencias y anunció que no se descarta recurrir a las Naciones Unidas, además de que planteó que el diálogo y la negociación deben tener un enfoque integral e incluir todos los aspectos de la relación bilateral.

 

Esa es la estrategia correcta. Ante la sinrazón se debe actuar con inteligencia y determinación. Si Estados Unidos pretende aplicar aranceles a nuestras exportaciones, hay que presentar demandas ante la Organización Mundial de Comercio (OMC); y si pretenden repatriar a indocumentados, antes deberán probar que esas personas son de nacionalidad mexicana.

 

Trump, como todo bully, le apuesta al miedo, a crear confusión. Por eso, como sugiere Richard Dawkins, México debe dejar de comportarse como un “pichón”. Hay que ver esta crisis como una oportunidad. Es cuestión de supervivencia.     

 

Hannia Novell. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, realizó estudios en Periodismo, Literatura y Seguridad Nacional en diversas instituciones como la Universidad Iberoamericana, el Centro de Comunicación, Radio Educación y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Especialidad en corresponsalía de guerra en La Universidad de Jerusalem (Israel) y una especialidad en comunicación política en George Washington University. Titular del noticiario estelar de Proyecto 40 en su edición nocturna. 

 

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