«POLÍTICA DE LO COTIDIANO»: Familias bulleadoras - Mujer es Más -

«POLÍTICA DE LO COTIDIANO»: Familias bulleadoras

Su dinámica principal y fuente importante de su diversión es “agarrarse de bajada” a alguien

Las familias “bulleadoras”, obvio, no saben que lo son, no se reconocen como tales. Su autoimagen, de la cual suelen estar muy orgullosas, es más bien la de “alegres, cotorras, ocurrentes, vaciladoras, divertidas”. Ah, cómo se ríen estas familias en sus reuniones. Su dinámica principal y fuente importante de su diversión es “agarrarse de bajada” a alguien. Así es, encontrar algún detalle en quien se encuentre para empezar a reírse a sus costillas; puede empezar quien sea con algún comentario “chistoso” y de ahí seguirse uno y otro, a ver quién dice lo más ingenioso sobre la persona que es objeto de la burla.

 

Nunca falta el tío que puede hacer alguna sorna sobre la hombría o la falta de hombría de algún sobrino; la tía que descubrió que la sobrina subió unos kilos los últimos meses; la mamá que compara a sus hijas mostrando la desventaja de alguna; la esposa que balconea a su pareja porque ronca o hace alguna rareza cuando se duerme; la cuñada que hace algún comentario sobre la vestimenta de la otra; unos primos que no aguantan a la prima lista (o ñoña, o alguna connotación negativa o envidiosa de la inteligencia); unas primas que imitan la voz afeminada del primo; otros primos que se ríen del primo que llora porque no aguanta las “bromas”. Sí, porque todo lo anterior se trata de “bromas”. Si ya saben cómo es el tío, si ya sabes cómo es mi mamá, si ya sabes que así nos llevamos en mi familia, ¿por qué te enojas?

 

La Real Academia Española (RAE) no ha aceptado aún el concepto bullying en el español, pero es ya una forma difundida de describir el acoso o maltrato entre escolares, así como empieza a conocerse, también del inglés, el mobbing para definir el acoso en el trabajo.

 

Al final de cuentas, estas palabras son conceptos que configuran formas particulares de maltrato y violencia en la escuela o el trabajo, pero que en resumidas cuentas se trata de eso, de maltrato. Por eso me permití titular esta columna como familias bulleadoras, feísima palabra, pero hoy en día la mayor parte de quien lo lea sabrá a qué me estoy refiriendo con lo que describo.

 

Entonces, tenemos esas violencias que se empiezan a visibilizar en escuelas y trabajo, y tenemos la violencia de todos los domingos, de todas las reuniones familiares como las que aquí se describen y de las cuales las familias insisten en llamar “bromas”. ¿Por qué es maltrato? Porque esas “bromas” producen malestar en quienes son objeto de ellas. No importa si no es la intención, no importa si les parece gracioso a los demás, no importa que “así se lleven”, no importa que ya sepamos cómo es el tío… Si te molesta, es maltrato, y como estamos intentando crear culturas de respeto en la escuela y el trabajo, qué tal empezar con las familias en las que también “un no debería ser un no”, un “basta porque me molesta” debería ser suficiente para parar.

 

Estoy describiendo una situación tan repetida de sufrimiento para muchas personas a las que he escuchado que se ven tan atrapadas en esas violencias, en formas a veces más terribles, ya sea en el trabajo o la escuela.

 

La gente tiene la esperanza de poder cambiarse de escuela o de trabajo, pero ¿cómo me cambio de familia?, si además los quiero, si me quieren y si digo que me molesta se oye muy mal o no se oye porque, como ocurre con la violencia, la queja y la protesta suele ser negada o minimizada. Que un no sea un no, que un basta sea un basta a la violencia disfrazada de broma y diversión en las reuniones familiares. 

 

 

 Adriana Segovia. Socióloga por la UNAM y terapeuta familiar por el ILEF. 

 

 

 

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