Luego de los documentos encontrados en la bodega de Córdoba, muchos cómplices de Duarte están temblando.
Seguramente el prófugo saqueador Javier Duarte secundó a su distinguida esposa y también redactó planas completas con algunos decretos “sí merezco que me dejen escapar”, “sí merezco que me dejen huir”, “sí merezco que no me atrapen”.
Porque hasta hoy, le ha funcionado. No sólo huyó de la justicia, sino que además no lo encuentran por ningún lado. Bueno, eso es lo que dicen las autoridades. Y la verdad está difícil creerles.
El punto es que nadie tiene las agallas de responder ¿por qué lo dejaron escapar? ¿Qué tanto sabe? ¿Qué puede decir en contra de sus “amigos”? ¿Qué “as” tiene bajo la manga para que no lo encuentren?
Miles de mexicanos exigimos castigo para el despreciable personaje, pero también habrá “unos cuantos” que lo prefieren prófugo.
Poco a poco, Miguel Ángel Yunes Linares, gobernador de Veracruz, ha ido destapando la repugnante cloaca de los Duarte. Si es parte de la información que iba a cimbrar al país, qué hábil ha sido para irla dosificando. Vamos de sorpresa en sorpresa.
Ya supimos de sus bienes en México y otras partes del mundo, de sus incalculables y turbios negocios, de los falsos tratamientos de quimioterapias que redituaron en sus bolsillos, de su permanente saqueo al estado y de una sociedad que dejó dolida, endeudada e indignada.
El más reciente hallazgo es la “bodeguita” en Córdoba, que ha puesto a temblar a muchos. Y es que ahí se encontraron más de 100 carpetas con información, diarios y notas, propiedad de los Duarte.
Muchos documentos escritos, según Yunes Linares, de puño y letra de la ex primera dama veracruzana, Karime Macías Tubilla, donde al parecer, entre otras tantas tareas, planeaba las negociaciones para desviar recursos.
¿O sea que se confirma que era ella la gran operadora de los negocios ilícitos de su esposo?
Hay información sobre cuentas bancarias, referencias de propiedades en México y en el extranjero y de corruptas negociaciones que los hicieron millonarios. A ellos principalmente y a otros más.
El gobernador advirtió que aparecen nombres de familiares, funcionarios públicos y socios que participaron en la red de corrupción encabezada por Javier Duarte. Muchos cómplices y la mayoría no son veracruzanos. Seguramente muchos de ellos, si no han huido, seguro están haciendo maletas.
Ahora hay más elementos para que las autoridades sigan la ruta de la corrupción y dejen de seguir haciendo como que buscan a los Duarte.
En la bodega también encontraron obras de arte, cuadros, vajillas, muebles, palos de golf, útiles escolares, sillas de ruedas, andaderas, despensas, muchas cosas, sin duda, propiedad de los veracruzanos.
Ella era nada menos que la directora del DIF estatal.
Llamó la atención y se convirtió en tendencia en las redes la frase-decreto-mantra “sí merezco abundancia”, escrita por lo menos unas 50 veces, en una plana completa, presuntamente con la letra de la ex primera dama.
Eso no es energía positiva, es una desmedida y enfermiza ambición.
Estudiosos del comportamiento humano califican a los Duarte como psicópatas, narcisistas y maquiavélicos que no sienten ninguna culpa, ni remordimiento de enriquecerse de manera grotesca, mientras millones de mexicanos no tienen ni para comer.
A cuatro meses de su huida, esa prófuga pareja no deja de sorprendernos e indignarnos.
Cómo estarán las cosas que ayer, durante la 61 sesión del Consejo Político Nacional del PRI, muy “consternado” por las atrocidades de Javier Duarte, Enrique Ochoa exigió a las autoridades (priistas también) que lo aprehendan a él y a sus cómplices. Y que, como dirigente nacional, nunca permitirá que esa corrupción manche a su partido.
¿Será?