«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Protegerse de la doble moral - Mujer es Más -

«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Protegerse de la doble moral

Nada malo, enseñar a poner un condón.

En una feria de salud del Día del Amor y la Amistad, Dione Anguiano, jefa delegacional en Iztapalapa, Ciudad de México, utilizó un pene de caucho para mostrar a los asistentes cómo poner un condón con la boca.

 

“Invito a jóvenes a celebrar el amor con responsabilidad y evitar embarazos no planeados. Aprendan a protegerse”, dijo la funcionaria, quien empleó el juguete erótico para mostrar a los jóvenes que protegerse no tiene “por qué ser aburrido”.

 

Por supuesto, no se hicieron esperar los memes y burlas. Portales de noticias en línea, comentaristas y público en general se engolosinaron con la noticia y así lo expresaron en sus notas: “experta en esos menesteres”, “cuántos trabajos similares pasó para llegar a delegada” y demás frases sexistas que fueron del escándalo al chacoteo.

 

La propia Anguiano calificó de “moralino” escandalizarse por enseñar cómo se pone un condón. “No hice nada incorrecto”, dijo en entrevista radiofónica con Ciro Gómez Leyva.

 

Yo añadiría que no sólo es moralino, sino criminal. El IMSS ha advertido que de los más de 22 millones de adolescentes que hay en México, 50% inicia su vida sexual a los 14 años, en el caso de los hombres, y a los 15 en el caso de las mujeres, lo que incrementa los índices de infecciones de transmisión sexual (ITS) que pueden derivar en infertilidad y muerte.

 

La incidencia anual de las ITS y Sida en el grupo de los 16 a 24 años presenta, en todos los casos, niveles muy superiores a los registrados para la población total. Cerca de 800 mil adolescentes que han tenido relaciones sexuales no utilizan algún método anticonceptivo; de ellos, 48.9% son mujeres y 51.1% hombres. Esta es la etapa de mayor riesgo para adquirir una ITS.

 

Los riesgos de ejercer una vida sexual sin protección, son mortales. Pero también lo es la carga de doble moral presente en la “crítica”. El filósofo Bertrand Russell sostenía que la humanidad tiene una moralidad doble: una moral que predica y no practica, y otra que practica pero no predica.

 

En efecto, por un lado, la sociedad mexicana, en nombre de las buenas costumbres y valores, prefiere que sus jóvenes ejerzan una vida sexual sin información seria, como si esto evitara el empezar a tener relaciones a temprana edad. Una visión moralina que sigue creyendo que las “buenas mujeres” son aquellas que no disfrutan la intimidad, por lo cual miles de ellas siguen incrementando las estadísticas de violencia en silencio y enfrentando la muerte ante la imposibilidad de ejercer, sin ser criminalizadas, sus derechos sexuales.

 

Esta doble moral es la misma que vimos presente ante los intentos por aprobar la iniciativa presidencial de matrimonio igualitario, donde los opositores prefirieron pasar sobre los derechos de otros antes que convivir en las diferencias propias de una sociedad.

 

Día a día vemos incrementarse las muertes y familias destrozadas por la guerra contra las drogas, pero meses atrás se rechazó la posibilidad de regular el consumo de la cannabis para así dar libertad a miles de presos por portar cantidades un poco superiores a los 5 gramos.

 

Al parecer, nuestra elevada moral no permite la soberanía sobre nuestro cuerpo, pero no se siente agredida ante la estela de muertes, tragedias y daño social que va dejando a su paso. 

 

Efectivamente, Dione no hizo nada incorrecto, salvo remover esas conciencias que han perdido el enfoque. La buena costumbre, lo moralmente aceptable, es promover la capacidad de vivir en libertad, sin culpas y en plena responsabilidad por nuestros actos. La moral no salva. El conocimiento y la responsabilidad, sí.

 

Saraí Aguilar | @saraiarriozola Es coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe en Monterrey, Nuevo León. Maestra en Artes con especialidad en Difusión Cultural y doctora en Educación.

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