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«COLUMNISTA INVITADO»: Cuando la migración se convierte en botín

El tema migratorio es tratado con ligereza y manoseado. 

Hay una gran información sobre lo que acontece en el fenómeno migratorio. De la noche a la mañana se descubrió que millones de mexicanos que viven en el otro lado existen y sufren. Lamentablemente ha sido por las malas noticias y la nueva política migratoria (agresiva) del gobierno de Donald Trump.

 

Esto ha traído de la mano a muchos neo-expertos, profetas y los llamados representantes genuinos de los migrantes. Todo un debate al respecto. Hay los que se asoman en cada coyuntura como la de hoy en foros, procesos electorales (municipales, estatales y federales), giras comerciales, invitaciones especiales (turismo de grilla) hasta los que aparecen por generación espontánea y dan entrevistas en todos los medios, vestidos como si fueran a una entrega de los premios Oscar, lo que francamente es un insulto para nuestros queridos migrantes, a quienes se les ha visto como cajeros automáticos que mitigan con sus envíos de remesas –que según el Banco de México fueron de alrededor de 26 mil 970 millones de dólares en el año de 2016– los problemas de pobreza, marginalidad y exclusión de una gran cantidad de familias mexicanas.

 

Según el reporte sobre migración de la Fundación Bancomer, en el año 2015 había alrededor de 12.3 millones de mexicanos viviendo en el exterior en calidad de migrantes, ocupando México el puesto 2 a nivel mundial después de la India. La mayor concentración de estos migrantes es en los Estados Unidos.

 

La migración de los mexicanos hacia el exterior puede focalizarse a través de distintos momentos históricos de nuestro país: desde el nacimiento del México independiente, pasando por las etapas de su consolidación como Estado-Nación, era la definición del modelo de país, de la pérdida de la mitad de su territorio, de las pugnas políticas del Siglo XIX; el del la Revolución Mexicana, de la era postrevolucionaria, de los caudillos, del nacionalismo, del “cambio democrático”, hasta llegar a nuestros días.

 

Dentro de esto, existen por su puesto los factores exógenos que influyen en los procesos migratorios, tal es el caso de las condiciones económicas de los Estados Unido, lo que explica de manera muy puntual la teoría de atracción y expulsión de los flujos migratorios. Así se entiende el famoso Programa Bracero (1942-1964), en el contexto de la Segunda Guerra Mundial donde México nutrió de mano de obra al mercado laboral de los Estados Unidos, o bien, la emblemática Reforma Migratoria del 1986, de Ronald Reagan, que documentó a más de 2.7 millones de personas.

 

Como vemos, el fenómeno migratorio no es algo nuevo. Hoy en día ha salido a la luz por las razones que todos conocemos. Pienso que los migrantes y sus familias no merecen que el tema sea manoseado y tratado con ligereza como muchos de los personajes que mencioné con anterioridad. Si tanto les importan, dejemos a los expertos y a los líderes comunitarios de ambos lados de la frontera hacer su trabajo en coordinación con el Estado mexicano y las organizaciones y agencias internacionales, en lugar de su protagonismo, porque no realizan campañas de donación, búsqueda de fondos ni ofrecen parte de sus ganancias provenientes precisamente de su posicionamiento (mediático) del tema para la defensa legal de los mexicanos en proceso de repatriación en los Consulados mexicanos en Estados Unidos. Eso, me parece, sería más útil y digno que pasearse por los foros defendiendo una causa que apenas y conocen. 

 

 

 

 Doctor Adolfo Laborde, Analista Internacional. 

 

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