Una banda delictiva que se aprovecha de la ilusión del amor…
Dedicaré esta columna a un fenómeno que se está extendiendo por bailes de solteras, empresas de citas y en las relaciones personales de un tipo de “novios” que se aprovechan del empoderamiento de las jóvenes y de todas las demás también, para estafarles dinero o involucrarlas en fraudes.
La banda de la que he tenido noticias está conformada por una familia encantadora que tiene en el centro a una suegra que deseas tener, cuñados que se portan geniales y un “soltero” que es el gancho para la estafa.
El trastocamiento de los roles tradicionales nos ha colocado en posición de tener solvencia económica y ganas de tener una pareja, estos dos elementos se han combinado en una nueva forma de delito cuya llave es la ilusión del amor romántico, del que hablan las telenovelas, los cuentos de hadas, los sueños de las madres y padres tradicionales, y ¿cómo no?, las historias que encontramos en Facebook.
Cómo funciona la estafa: el “soltero” entra en el círculo de la víctima por medio de compañías dedicadas a las citas, tinder, o fiestas de soltero organizadas como empresas, claro que las relaciones establecidas con nuestras redes de amigos no son la excepción.
Hay una condición de los nuevos retos de la masculinidad que aleja a los hombres comunes de las mujeres con empresas, buenos salarios o altos niveles de educación; mi escena preferida de la clásica Comer, rezar y amar que hemos visto con nuestras amigas, es donde el protagonista le dice a Julia Roberts “tú no necesitas un hombre, necesitas un campeón” y a él “le toma algo” convertirse en ese campeón.
En el hueco que se forma en este nudo de la nueva masculinidad, se han establecido las empresa de citas, las apps, los inbox y las reuniones ad hoc, y otras opciones que me parecen más peligrosas; pero lo realmente peligroso es lo que pasa después: en la estafa todo comienza bien, hay un noviazgo, salidas, el “soltero” cumple el rol romántico, hay incluso hasta una propuesta de matrimonio; pero luego todo se vuelve un infierno.
La banda de la que he tenido noticias de Saltillo pasó al Estado de México y es probable que todavía esté en el área metropolitana de la ciudad de México; ya ha despojado de importantes cantidades a las mujeres que se han enamorado del “soltero”. No hay primerizos, todos los actores son adorables, actúan sus papeles incluso involucrando a la familia de la novia, y cercana la fecha de la boda, vuelan.
Los principiantes son novios comunes que poco a poco, en medio de una relación normal, van pidiendo dinero a su chica para negocios, en situaciones de crisis u otros pretextos, y cuando los montos de lo adeudado comienzan a ser significativos, montan un acto de infidelidad, provocan una pelea o simplemente la hacen de fantasmas.
No hay quien se salve de eso, parece que nuestra formación tradicional y nuestra ruptura de los estereotipos nos pone en vulnerabilidad por la idea del amor romántico. Lo hemos visto en las películas que nos encantan y que sólo vemos con nuestras amigas; lo hemos oído en las historias de amor de nuestras conocidas, todas las novelas hablan de él, y secretamente soñamos con él.
No todo es así pero, por supuesto, en la relación es importante saber seguir la pista del dinero; en el periodismo, es de la mayor importancia. Si nuestra nueva posición nos ha dado recursos, que sean para nosotras y ojalá no lo invirtamos en una fantasía de amor romántico.
Genoveva Flores. Periodista y catedrática del Tec de Monterrey.