¿Ha contemplado usted qué le pasa a una gallina cuando se le corta la cabeza?
Los primeros rayos del sol evidencian un macabro escenario: plumas por doquier, rastros de sangre, cuerpos de aves mutiladas y desangradas de forma extraña, incluyendo los de algunas jóvenes cabras. Los granjeros miraban aterrorizados, habían perdido la fuente de ingresos para mantener a su familia, murmuraban entre sí culpando al que luego denominarían como “El Chupacabras”.
También aparecían muertos otros animales, como los conejos, palomas, corderos y hasta perros, pero sobre todo eran gallinas y cabras; el temor corría a la par de los rumores sobre las atrocidades de “El Chupacabras”. A mediados de la década de los 90 por México, Latinoamérica y sur de Estados Unidos, se hablaba de avistamientos de la voraz y veloz criatura. Comunidades enteras se organizaban para perseguir y cazar a ese pequeño asesino, en forma de reptil con espinas dorsales, que bien podría tratarse de un alienígena, como advertían algunos “retratos hablados” del victimario.
Al parecer, el críptido ha regresado con un gran apetito, pero de gusto exquisito, tipo gourmet. El moderno “Chupacabras” ahora prefiere a las gallinas que ponen huevos de oro y arrasa rápidamente con las fuentes de ingreso de una nación entera.
El presidente Enrique Peña Nieto, cual criptozoólogo experimentado, trataba de encontrar una explicación que convenciera a los demás: “La Gallina de los huevos de oro se fue acabando”, refiriéndose a la planta petrolera Cantarell que producía 2.2 millones de barriles diarios, pero de donde hoy sólo se extraen 200 mil barriles al día.
Nunca mostró lo que todos quieren ver, la cabeza de “El Chupacabras”. La impunidad no deja ver el castigo a esos responsables (no fue uno, fueron muchos) que no sólo vieron, sino que exprimieron para sustraer los recursos y desangraron a la Gallina de los huevos de oro negro. Ahí está muriéndose, desangrada de forma extraña, esperando una modernización que nunca llegó. Y todavía falta ver el gallinero de enfrente: la CFE.
Los mexicanos aún sin reponerse del golpe por el aumento al precio de la gasolina (consecuencia de la moribunda Gallina de los huevos de oro), se enteran del sangrerío en el destino turístico más reconocido del país, la Riviera Maya. Un ataque violento contra otra Gallina de huevos de oro: el turismo. Una masacre y balaceras en Playa del Carmen y en Cancún. Mientras las investigaciones continúan y se busca a los responsables, la recuperación del destino turístico internacional tardará buen tiempo.
Otra Gallina de huevos de oro, sufrió un duro revés recientemente. La delincuencia, tristemente, significa un fuerte movimiento monetario para el país. Una de sus principales leyendas, Joaquín “El Chapo Guzmán” fue extraditado a Estados Unidos y ahora pretenden decomisarle varios miles de millones de dólares. ¿Ha contemplado usted qué le pasa a una gallina cuando se le corta la cabeza? El cuerpo sigue activo, corriendo por el terreno tirando el sangrerío por doquier.
Hoy, la amenaza se cierne en torno a una gallina más, esa que representa 24 mil 625 millones de dólares anuales para México: las remesas. El nuevo presidente norteamericano Donald Trump advirtió que los mexicanos quieran o no, “pagarán por el muro” fronterizo y tiene la vista clavada en los envíos de dinero de inmigrantes.
¿Qué sucederá? No se sabe cuán mortíferos son los hábitos hematófagos de esta criatura que arrasa con las gallinas de los huevos de oro. Los mexicanos sólo perciben hoy las dolorosas consecuencias que está dejando a su paso. Esta aflicción le ha provocado un cancerígeno hartazgo. Así con el bolsillo sangrando, México intenta permanecer de pie, busca organizarse en masa sin saber contra quién ir, preparándose para desenfundar un puñetazo electoral, movimiento que de ser visceral, también podría ser fatal para sí mismo.
Dejando a un lado la criptozoología y los mitos urbanos, sería conveniente que cada mexicano haga un alto para respirar y analizar qué busca, qué quiere, a dónde va, quizás en ese ejercicio se dé cuenta que “El Chupacabras” nació de su propia esencia y que al combinarse con el mal añejo de la corrupción, llevó a una destrucción mortífera.
¿Se aprendió la lección de la Gallina de los huevos de oro sobre la peligrosa avaricia? De no ser así, en México se tendría que cambiar la moraleja: mientras se contempla a los rateros “contando sus millones”, vieron al pueblo “en la calle y sin calzones”.
Adriana Luna. Periodista multimedia con 25 años de ejercicio profesional. Secretaria de Acción Femenil en el Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio, Similares y Conexos de la República Mexicana, (SITATYR) sección Guadalajara. Secretaria General del Club de Periodistas de Jalisco. Curiosa en todo, experta en nada. Mujer antagónica en sí misma, con el corazón parecido a la Madre Teresa y con un genio como el de Margaret Thatcher.