Artistas han rechazado participar en la toma de posesiòn de Trump.
Efectivamente, una toma de posesión no es un festival musical. Pero en los Estados Unidos, donde todo se festeja de manera fastuosa, es una costumbre que celebridades de la música y el espectáculo contribuyan a darle la bienvenida a quien será el presidente más poderoso del mundo. El rechazo, hasta ahora, de artistas como Andrea Bocelli, Céline Dion y Elton John a participar en la toma de protesta de Donald Trump es una muestra clara del desprestigio que tiene el magnate. Y eso que aún no ha comenzado a gobernar.
Paradojas de la vida: El hombre que siempre ha sido parte del show, no es capaz de reunir un cartel de quienes pisan los grandes escenarios; es decir, los protagonistas del gran espectáculo.
Hay quienes todavía creen en que después del 20 de enero, cuando tome posesión, Trump comenzará moderarse. Pero los escupitajos virtuales que ha lanzado desde que ganó el voto electoral de los estadounidenses, hacen pensar lo contrario. Pidiendo también vetar la resolución de la ONU –que finalmente fue aprobada– que prohíbe la expansión de asentamientos judíos en territorios palestinos y su acercamiento con Taiwán, en un desafío a China que considera a esa isla parte de su territorio.
Hasta ahora se sabe que el cantante italiano Andrea Bocelli tuvo que cancelar su participación cuando desató la ira de sus seguidores. Incluso amenazaron con boicotearlo. Ante el alto costo que podría representar relacionarse con Trump, Elton John, Celine Dion, Ice T, prefirieron decir “no”.
La negativa artística no es cualquier cosa. Es también un síntoma de qué tan caldeados están los ánimos en torno al magnate. ¿Qué tan perjudicial resulta siquiera una insinuación de cercanía? Un fenómeno no visto por lo menos en los Estados Unidos alrededor de un nuevo presidente.
Basta recordar la toma de posesión de Barack Obama que tuvo las voces de Beyoncé, Mariah Carey, Alicia Keys y Stevie Wonder. Previamente diversos artistas en el Lincoln Center ofrecieron un gran recital para el presidente.
A Bill Clinton en su investidura lo acompañaron Madonna, Kate Perry y Lady Gaga.
Los artistas mencionados mueven multitudes en todo el mundo. El riesgo a perderlos o desatar su enojo, sería prácticamente un suicidio. Y sí, como el equipo del presidente electo ha dicho tratando de minimizar el desaire, la toma de posesión no es un musical, pero sí un reflejo de la animadversión que Trump ha sido capaz de generar en todos lados, aún sin gobernar. La cuenta regresiva ha comenzado.