No ha sido fácil enfrentar costumbres de la vieja clase política que negocia unos temas para que transiten otros.
En un ambiente tortuoso, donde salieron a la luz pública las negociaciones entre cúpulas que controlan la Asamblea Constituyente, se aprobó por unanimidad el tema de la protección animal, no sin antes rehacer el enunciado que ya había sido acordado a cambio del matrimonio igualitario.
Permítanme hablar en primera persona porque en esta ocasión fui el centro del debate donde tuve que denunciar ante la mesa de la Comisión de Carta de Derechos y los asistentes a la discusión en un salón del Palacio de Minería, que el haber votado el PRD por el matrimonio igualitario significaría “sacrificar a los animales”.
Como Diputada Constituyente externa por el PRD hice campaña para estar dentro de esta Asamblea con el objetivo, primero, de dejar protegidos a los animales en la Constitución de la Ciudad de México, para posteriormente trabajar en las leyes secundarías que garanticen esa protección.
No ha sido fácil enfrentar costumbres de la vieja clase política que negocia unos temas para que transiten otros: en este caso fue el matrimonio igualitario, que ya estaba dentro del proyecto enviado por el Jefe de Gobierno, para darle gusto al PRI.
Durante las semanas que la Comisión de Carta de Derechos trabajó en el análisis de iniciativas ciudadanas a través de audiencias públicas, siempre estuvo el tema de la protección animal como una de las demandas de mayor fuerza. Sin embargo, para algunos diputados constituyentes que “mueven los hilos” de lo que quieren que aparezca en la Carta Magna de la Ciudad de México, ese asunto era menor, al grado que pretendieron eliminarlo de dicha comisión para enviarlo al capítulo de Deberes, en la Comisión de Ciudadanía.
Tuve que buscar elementos para evitar que dejaran fuera de Carta de Derechos a los animales y encontré que estaban violando el Reglamento Interno de la Asamblea que, en su artículo 36, establece que la discusión y aprobación del dictamen debía hacerse en la Comisión a la fueron turnadas las iniciativas.
Conseguí que no sacaran el tema de los animales de esa Comisión, pero sí lo movieron al artículo 18, titulado Ciudad Habitable, con la redacción hecha por las cúpulas y no por las y los diputados, y menos con las propuestas ciudadanas.
¿Qué pasó? Reconozco que me falta mucha malicia para desenvolverme en el ambiente político porque soy reportera de profesión y activista por los animales por convicción. No desconozco las negociaciones que se hacen en el Legislativo pero vivirlos es muy diferente porque o defiendes tus causas y convicciones o te quedas callado viendo cómo desaparece día a día un sector de animales con los que compartimos este planeta, porque equivocadamente los perredistas dieron el voto para que regresara el tema de matrimonio igualitario al debate ahora en el Pleno.
Debo decir que tuve que razonar mi voto para lograr que fuera incluido de nueva cuenta a cambio de que el asunto del matrimonio igualitario también llegara al debate en las sesiones del Pleno. La situación estuvo a punto de costarles a mis animales quedar fuera de la Constitución. No me arrepiento de lo que hice porque los derechos que ya son reconocidos a los animales en esta Ciudad no pueden desaparecer por negociaciones entre partidos, sino deben ampliarse.
Di mi voto a un derecho ciudadano pero, lamentablemente, quien representa esta causa es una mujer, Lol Kin, que sistemáticamente me ha atacado por no permitir que se apropiara del tema de los animales en un enfermizo ego y protagonismo que la llevó a pretender abanderar todas las causas que confluyen en este Constituyente.
La protección de los animales ya dio un brinco más dentro de la Constitución de la CDMX y ahora habrá que enfrentar la batalla final en el Pleno para poder decir que ganamos. El tema está en el debate y después de mi denuncia espero que la aplanadora del PRI y PAN no pretenda sacarlos del texto de Constitución porque fuera de ese recinto hay una sociedad que tomaría las calles de esta Ciudad.