«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Doble Moral Challenge - Mujer es Más -

«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Doble Moral Challenge

Surge un reto en la redes para las actitudes misóginas y de doble moral.  

Las redes sociales han creado un nuevo reto: tomar selfies desnudos, pero no dejando ver todo. Se le ha denominado “One Finger Challenge”, el reto sexy de internet. Consiste en hacerse una foto sin ropa frente al espejo, pero tapando las partes íntimas con el dedo índice. El dedo del reflejo se encarga de cubrir los pezones, y el dedo visto en primer plano por la cámara tapa la entrepierna. 

 

La cuestión es saltarse la censura, al difundirse a través de Facebook e Instagram, donde los desnudos están permitidos siempre y cuando no se vean pezones ni genitales. 

 

Esta moda no es novedad. Se ha visto cómo los memes traspasan límites territoriales y se convierten en fenómenos virales más allá de edades y grupos sociales, como el Ice Bucket Challenge y el actual Mannequin Challenge.  

 

Lo inquietante ahora es la dualidad que sólo en una sociedad de doble moral como la nuestra podríamos explicar. El reto conlleva una gran dosis de autocensura en el cuerpo. 

 

Aunque quienes lo practican muestran desenfado y apertura a mostrar su cuerpo, los participantes, en su mayoría mujeres, tapan las partes del cuerpo que se consideran ofensivas para una sociedad que, por una parte, alienta y consume materiales de contenido sexual, pero también condena a quienes participan de ellos

 

Justamente en días pasados, en redes sociales, surgía una nueva #Lady, el término de uso extendido para denostar a mujeres que no se adaptan a los estereotipos o comportamientos socialmente aceptados.

 

En esta ocasión, la víctima del acoso cibernético fue una menor de edad. Una joven del estado de San Luis Potosí, que fue bautizada como #LadyYaNoAguanto. La menor en cuestión había accedido a grabarse sosteniendo relaciones sexuales con su pareja (un joven mayor que ella) y durante el video repetía en varios momentos “ya no aguanto”, lo que originó el nombre.

 

El video –de acuerdo con mensajes que aparecieron en redes, supuestamente de la cuenta de la víctima– fue difundido como parte de una venganza. A pesar de ser una menor, luego de mostrar escenas explícitamente sexuales y de exponerla brutalmente en las redes, los usuarios no se contentaron con sólo viralizarlo, sino que insultaron a la joven en cuestión. “Por zorra, se lo merecía”. 

 

Al parecer los retos y #TT en Twitter y otras redes han pasado de ser simple entretenimiento o método de denuncia a un vehículo para la misoginia

 

Según el Estudio Anual de Redes Sociales en España, publicado en 2013, las mujeres (un 61%) utilizan más estos medios de comunicación que los hombres (un 39%). Otro informe, llevado a cabo entre los usuarios de Internet por el Pew Research Center, expone que el 13% femenino reconoce haber sufrido acoso frente a un 11% masculino. Un 5% de las internautas va más allá al declarar que «es evidente que algo sucede online, que hace que las chicas se sientan en una clara situación de peligro físico». Sólo un 3% de los hombres había experimentado esta situación. 

 

¿Qué sucede en una red donde la mayoría de los usuarios son mujeres y ellas mismas son las más agredidas? Por un lado, se alientan retos provocadores como muestra de presunta liberalidad, pero que llegan a terminar por ser instrumentos de venganza. 

 

Como resultado, las mujeres nos autocensuramos. Algunas dejan los espacios virtuales como sus redes sociales, y así se cumple el mandato de mantenernos encerradas, prudentes, “calladitas y bien portadas”. 

 

¿Llegará el día en que la doble moral desaparezca y se nos permita movernos de manera tranquila y segura, apropiándonos de los espacios reales y virtuales? De eso se trata el reto: de contemplarnos tal como somos con naturalidad y que no nos espante vernos desnudos de frente a nuestra propia hipocresía social. 

 

 

Saraí Aguilar | @saraiarriozola

Es coordinadora del Departamento de Artes y Humanidades del Centro de Investigación y Desarrollo de Educación Bilingüe en Monterrey, Nuevo León. Maestra en Artes con especialidad en Difusión Cultural y candidata a doctora en Educación.

 

 

 

 

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