Mañana el Senado de la República entrega la Medalla Belisario Domínguez.
Mañana se entrega la sextagésima quinta Medalla Belisario Domínguez.
Se otorga desde 1954, en honor al político chiapaneco quien en 1913 fue perseguido, torturado y asesinado por exigir con dureza y claridad una mejor vida para los mexicanos.
Férreo opositor a Victoriano Huerta, lo cuestionó y exigió su renuncia. Lo responsabilizó de las muertes de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
Dos discursos conciliadores y a la vez duros contra Victoriano Huerta le costaron la vida.
El primero, desde la tribuna del Senado, el 23 de septiembre de 1913:
“Todos vosotros habéis leído con profundo interés el informe presentado por don Victoriano Huerta ante el Congreso de la Unión el 16 del presente. Indudablemente, señores senadores, que lo mismo que a mí, os ha llenado de indignación el cúmulo de falsedades que encierra ese documento. ¿A quién se pretende engañar, señores? ¿Al congreso de la Unión? La verdad es ésta: durante el gobierno de don Victoriano Huerta, no solamente no se ha hecho nada en la pacificación del país, sino que la situación actual de la República es infinitamente peor que antes.
La Revolución se ha extendido casi en todos los Estados y muchas naciones, antes buenas amigas de México, rehúsance a reconocer a su gobierno, por ilegal; nuestra moneda encuéntrase depreciada en el extranjero; nuestro crédito en agonía; la prensa entera de la República amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemáticamente la verdad; nuestros campos abandonados, muchos arrasados y por último, el hambre y la miseria en todas sus formas amenazan extenderse en toda la superficie de nuestra infortunada Patria”.
Seis días después, el 29 de septiembre, pronunciaría otro discurso en el que exigía la renuncia de Victoriano Huerta, pero fue censurado. Ante la imposibilidad de decirlo de viva voz, los imprimió y los repartió.
El 7 de octubre, en Coyoacán, lo martirizaron, le contaron la lengua y lo asesinaron a balazos. Sólo así, lograron callarlo.
La medalla Belisario Domínguez, la otorga el Senado de la República a hombres y mujeres mexicanos que se han distinguido “por su ciencia o su virtud” en grado eminente, como servidores de nuestra Patria o de la Humanidad.
Pero desde hace muchos años, los senadores han manipulado y partidizado este reconocimiento.
Las tres principales fuerzas políticas ahí representadas, se han repartido la designación de a quién entregarle la medalla.
Situación nada ajena a nuestra política, lo mismo hacen con ministros, magistrados, consejeros y otros cargos públicos, se los reparten. Lo acabamos de ver con los recién nombrados magistrados del TEPJF.
Este año, la Medalla Belisario Domínguez 2016 Post Mortem será para Gonzalo Rivas Cámara, conocido como “El Héroe de la Gasolinera”.
Su caso fue tan impactante, que seguramente usted conoce la historia. El 12 de diciembre de 2011 el ingeniero Rivas Cámara, quien era empleado de una gasolinera en Chilpancingo, Guerrero, logró cerrar las válvulas de la estación de servicio para evitar una explosión, luego de que se incendiara la gasolinera por bombas “presuntamente lanzadas por normalistas de Ayotzinapa”.
En aquellos días, estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos, exigían una audiencia con el entonces gobernador Ángel Aguirre Rivero y la solución a un pliego petitorio, que cada año presentaban.
En plena Autopista del Sol, la manifestación se salió de control, hubo balazos, golpes, detenciones y torturas. Murieron dos estudiantes y el ingeniero Gonzalo Rivas, además de varios heridos.
La decisión de entregarle la medalla, provocó acaloradas discusiones.
El principal promotor de entregarle la medalla a un “héroe” y no a un político, escritor, a un líder sindical, un diplomático, investigador o empresario, fue el periodista Luis González de Alba –quien se quitó la vida emblemáticamente un 2 de octubre de 2016–. Lo propuso según él, por haber evitado la muerte de cientos de personas, a costa de su muerte. Algunas voces lo calificaron como una provocación, a los estudiantes de Ayotzinapa.
Y es que, dicen que “con ese premio se criminaliza a los normalistas que, al intentar defenderse, iniciaron el fuego en la gasolinera”.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
Nada. No se trata de estar en contra de los estudiantes de Ayotzinapa que se manifestaban. Pero tampoco podemos negar que la acción de Rivas Cámara fue un acto heroico.
Murió, pero logró salvar la vida de decenas o cientos de manifestantes aquel día en la Autopista del Sol y por ello se le otorga la medalla, que recogerán su esposa y sus dos hijas.
¿Qué discurso escucharíamos del político chiapaneco, luego de ver en lo que se ha convertido la entrega de la medalla en su honor?
¿Habría cuestionado por ejemplo el otorgamiento a personalidades como Fidel Velázquez, Carlos Castillo Peraza, Alberto Baillères González, entre otros?
Basta recordar que el reparto de la medalla ya provocó que en 2007, entregada a Carlos Castillo Peraza, no asistieran senadores del PRD y PT en protesta, según ellos, por la presencia del entonces presidente Felipe Calderón; estaba fresca la derrota electoral de 2006.
Aún retumba lo dicho por Belisario Domínguez, pero también el discurso, en la vieja casona de Xicoténcatl pronunciado por el poeta, novelista y político Eraclio Zepeda, que la recibió en 2014:
“A todo el Poder Ejecutivo, con el señor presidente a la cabeza, exigimos transparencia en sus decisiones; oídos atentos a la opinión popular; protección a la convivencia nacional; combate a la legalidad y la corrupción, en todos los niveles; respeto a los derechos humanos”.
Discursos que cobran vigencia y que siguen sin resolverse.