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«FICCIONES Y SUBVERSIONES»: Laboratorios ciudadanos

¿Cómo estimular el desarrollo democrático en sociedades cada vez más complejas? 

En las últimas décadas, México ha experimentado profundas transformaciones institucionales que significarían avances en la vida política; sin embargo, aún continúan existiendo profundos desafíos para la consolidación de la vida democrática y con ello del bienestar social.

 

¿Será posible concretar las aspiraciones democráticas en contextos de crisis de representación política? ¿Cómo estimular el desarrollo democrático en sociedades cada vez más complejas? Ante estos grandes retos hoy se gestionan posibilidades a partir de la participación ciudadana, por medio de innovaciones sociales que transformen la realidad bajo los principios de inclusión, participación, colaboración, diversidad, apertura y experimentación.  

 

Los proyectos de innovación social surgidos de la ciudadanía, están siendo promovidos en laboratorios que pretenden impulsar su gestión. MediaLab Prado es un laboratorio ciudadano cuyo origen data del año 2000. En el 2007 adquiere su actual nombre tras su ubicación junto al Paseo del Prado en Madrid, España. Este laboratorio propone la exploración de nuevas formas de experimentación y aprendizaje colaborativo orientados al bien común, partiendo de que el bien común no es posible construirlo sin comunidad.

 

 

La comunidad está llamada a la construcción de la inteligencia colectiva, cuyo empoderamiento se basa en su capacidad de identificar un problema, señalar sus variables, conceptualizarlo, enmarcarlo en sus narrativas y hacerlo visible. Esto va a significar la construcción de una comunidad que se plantea mejorar su vida democrática a partir de la apropiación del conocimiento y de los medios tecnológicos que le permitir innovar y modernizar su vida social y política.

 

 

Partiendo de que existen tantos problemas como comunidades, es necesario replicar los laboratorios sociales como un espacio que brinda la posibilidad de hacer visibles las dificultades por las que atraviesan los ciudadanos. Los laboratorios también han permitido articular esfuerzos de participación ciudadana e incluso coordinar los vínculos con instituciones.

 

 

En el 2013, la Secretaria General de Iberoamérica crea LABICCO (Laboratorio Iberoamericano de Innovación Ciudadana), cuyo propósito es promover la participación ciudadana en iniciativas de transformación social, mediante el uso de tecnológicas digitales, sociales y ancestrales. Los ciudadanos dejarán de ser receptivos y formarán parte activa de la resolución de sus problemas.

 

En 2014, LABICCO organiza el primer laboratorio de innovación social en Veracruz, México. En 2015 la sede es Brasil y en el 2016, Colombia. En cada sede se trabajaron 10 proyectos procedentes de naciones iberoamericanas.

 

En 2106 surge a partir del modelo de MediaLab Prado, OpenLabs, laboratorio ciudadano cuyo fin es impulsar la innovación social. Este laboratorio se origina en México en el marco del Proyecto “Laboratorio Binacional para la Gestión Inteligente de la Sustentabilidad Energética y la formación Tecnológica”, y opera con financiamiento del Fondo de Sustentabilidad Energética CONACYT-SENER.

 

OpenLabs plantea una agenda de trabajo cuyo punto central es ser una plataforma que impulse la innovación. Dicho proyecto  abarca tres etapas, y como parte de la primera, está la realización de su primer Laboratorio Ciudadano. Es por ello que la Escuela de Educación, Humanidades y Ciencias Sociales del Tecnológico de Monterrey, MediaLab Prado, la Biblioteca México y con el apoyo técnico de la Secretaría General Iberoamericana han coordinado esfuerzos para realizar en la Ciudad de México, del 28 de noviembre al 9 de diciembre “Ciudades que Aprenden”.

 

Se trata de una Laboratorio ciudadano, que tomando como referencia la metodología de MediaLab Prado, lanzó una convocatoria mundial para seleccionar 10 proyectos de innovación ciudadana que serán desarrollados a través de trabajo colaborativo. Los equipos de trabajo responsables de cada proyecto serán constituidos por un promotor de proyecto, ocho colaboradores (elegido también a partir de una convocatoria mundial y cuya elección se hizo cuidando el equilibrio de género, origen y criterios requeridos por proyecto), y tendrán el acompañamiento de un mentor. Los equipos prometen una riqueza de saberes.  

 

En el marco del Laboratorio, habrá talleres, pláticas abiertas al público, dirigidas a estimular que las ciudades aprendan, sean tomadas, ocupadas.

 

¿Cuál es el reto? ¿Qué van a aprender las ciudades?

 

Sin duda es una oportunidad para aprender a solucionar nuestros problemas en pro del bien común, reto nada sencillo en una sociedad tan atomizada.

 

Deberá de ser un espacio que visibilice puntos de vista, que construya conocimientos, ideas, con sujetos abiertos que conecten a partir de la diferencia, la diversidad.

 

Un espacio que construya inteligencia colectiva, teniendo como principio el reconocimiento mutuo, conocedores de que la inteligencia está dispersa y por lo tanto nadie sabe todo, porque todos saben algo.

 

Ciudades que aprenden promete ser un espacio que nos permitirá estimular la democracia a partir de los vínculos.

 

Los laboratorios ciudadanos, las innovaciones sociales, las tecnologías sociales, son posibilidades de gestionar el bienestar, la paz a partir de soluciones colaborativas. Es una posibilidad para el desarrollo de la democracia en tiempos de crisis, lo que nos llevaría a preguntarnos si las instituciones que siguen construyendo conocimientos, proponiendo soluciones desde sus cuatro paredes ¿tendrán sus días contados?

 

Mayra Rojas es docente en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey (Campus Estado de México), en la Universidad Iberoamericana (Cd. de México). Dra. en Ciencias Sociales y Políticas (Universidad Iberoamericana).

 

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