En octubre los adornos son pavos y calabazas.
¡Me encanta el otoño! Sus colores, su clima, sus lunas y porque celebro mi cumpleaños. Pienso que en esta estación es más tangible la estrecha relación entre las estaciones del año y nuestras vidas. Cada estación está marcada por sus celebraciones, vestimenta, alimentos y bebidas con ingredientes distintivos y códigos sociales y actitudes. Creo que el otoño es el segundo inicio del año; la temperatura desciende, el verano es un recuerdo, el invierno es una promesa o una amenaza y vemos en los comercios ventas para Acción de gracias, para Halloween y hasta para ¡Navidad!
Desde que llegué a Canadá, pienso que el cambio de estaciones nos inyecta optimismo. Me explico: por intensa que sea una temporada, ya sea por exceso de calor o frío, de lluvias o sequía, siempre tenemos la certeza de que la próxima estación llegará y posiblemente será mejor.
Al escribir esta colaboración veo desde mi ventana en un suburbio de Ottawa la primera caída de nieve del 2016 y, aunque es ligera, sabemos que ya debemos estar listos para recibir el invierno. Si bien es cierto que en México percibimos los cambios de estación, nunca son como lo hacemos en Canadá.
Extraoficialmente y en un sentido muy práctico, la segunda mitad del año inicia con el fin de semana largo o lo que sería el “puente” de Labor Day, el primer lunes de septiembre. Después de esta fecha es el regreso a clases, el clima cambia, variamos los colores para dar la bienvenida al otoño, es tiempo de preparar conservas (varias de mis amigas lo hacen, yo sólo disfruto el resultado de sus esfuerzos) y debe dejarse de vestir color blanco (esta es una vieja tradición clasista que indica el fin de verano y que en la actualidad no se obedece).
El segundo lunes de octubre celebramos Acción de gracias o Thanksgiving y es una oportunidad de reunirse con familiares y amigos. Los platos que en general no pueden faltar en esta cena son el pavo relleno y los pays de calabaza. Ya aprendí a hacer el relleno de pan que se acostumbra por estos lares, a mí no me gusta, pero a los canadienses nativos convidados a la cena, les encanta. Es cierto que en gustos se rompen géneros.
Definitivamente, Acción de gracias inicia el conteo para la llegada del invierno. Tenemos poco tiempo más para disfrutar los ocres, dorados y rojos del otoño porque en breve los árboles perderán sus hojas; es tiempo de poner a dormir los jardines; es decir, desyerbar, cubrir arbustos, cortar plantas y pasto para que estén listos para recibir la primavera dentro de seis meses.
También debemos cambiar las llantas de los vehículos para que tengan más tracción; ajustar la temperatura y humedad del clima artificial de las casas; asegurarnos de que hay marcas en la entrada de la cochera para cuando haya que palar la nieve; instalar las luces de la época decembrina antes de que el frío lo impida, y muy importante: tener a la mano abrigos, botas, guantes, bufandas y gorros porque no se sabe cuándo se necesitarán.
Mi esposo es un entusiasta de todas las fiestas culturales y religiosas y yo, contra mis propios instintos y costumbres, decidí que adornaría nuestra casa acorde a cada gran celebración. Además de lo que corresponde al otoño, ajustamos la decoración para Pascua, el Día de Canadá, el 15 de septiembre y Navidad.
Octubre es realmente demandante porque al inicio del mes los adornos son pavos y calabazas, mensajes de gratitud, velas, manteles y servilletas con hojas de maple en los colores de la temporada.
Sin embargo, el penúltimo fin de semana es otro cantar. Incorporamos negro y anaranjado, sacamos a lucir móviles de brujas y fantasmas, gatos y telarañas, catrinas y calaveras y pongo un pequeño altar para mis difuntos. En esta casa celebramos Halloween y el Día de muertos. El 31 de octubre nos disfrazamos y repartimos dulces a los niños que vienen a pedir “trick or treat”, y el 1 de noviembre comemos un pan de muerto (una vez hasta lo hice, me quedó delicioso y quedé curada de espanto, así es que ahora lo compro). Después de esto, toca desmontar los adornos y la casa se queda sólo con las plantas como decoración, porque me niego a poner adornos navideños hasta el primero de diciembre. Pero ya desde ahora estamos listos para la temporada que viene.
Definitivamente soy una mujer para todas las estaciones.