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«CUARTO PISO»: ¿Dos fichas rojas?

Ya está prófugo de la justicia el ex gobernador de Chihuahua ¿habrá dos fichas rojas en breve? Javier Duarte está desaparecido.

Ahora resulta que todos los partidos políticos han tomado como bandera el combate a la corrupción. Pero ¿cómo creerles? ¿Cómo darles siquiera el beneficio de la duda? Si lo que escuchamos y leemos son acusaciones, señalamientos de unos a otros, qué partido es más corrupto, quién tiene al funcionario más corrompido, quién ha desviado más recursos, qué partido dejó ir a un militante corrupto, qué partido lo oculta, ya sabe, la bolita unos a otros. 

 

Y así van por la vida, Anaya (PAN), Ochoa (PRI), Barrales (PRD) y López (MORENA), ignorando, ocultando, negando, tratando de librarse de ese cáncer que está matando al país.

 

Están concentrados en algo más importante, para ellos están abstraídos en las elecciones del Estado de México, Nayarit y Coahuila el próximo año y las presidenciales del 2018. 

 

No hay propuesta ni acuerdos. Nada que realmente comprometa a los partidos, militantes y funcionarios para combatir este flagelo. Cada quién con sus intereses partidistas, sus necesidades y sus mañas.

 

Los ciudadanos seguimos “pasmados” y de “mal humor social”, esperando que algún día las cosas cambien.

 

El fin de semana pasado, la INTERPOL emitió una ficha roja para localizar, detener y en su caso, extraditar a México al ex gobernador de Sonora, Guillermo Padrés, por los delitos de defraudación fiscal equiparada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

 

Ahora mismo, a Padrés se le busca en 190 países. Hace un año concluyó su mandato y desde entonces se conocían sus “presuntos” actos de corrupción y ¿qué pasó? Nada, sólo darle demasiado tiempo para que planeara su huida. Así de expedita es la justicia en nuestro país y de enorme la complicidad partidista.

 

Seguramente usted recuerda la presa (El Titanic) que construyó Guillermo Padrés, en su Rancho (Pozo Nuevo), para agandallarse el agua y dejar sin ella a miles de familias en Chihuahua. A ese nivel fue la desvergüenza del ex gobernador sonorense prófugo de la justicia.

 

Ricardo Anaya podrá decir una y otra vez que su partido actuó en tiempo y forma para denunciar a Padrés y frenar la corrupción en el partido. ¿Pero qué cree? Fue apenas la semana pasada cuando la Comisión Anticorrupción del PAN suspendió, como medida cautelar, los derechos del ex gobernador. Es provisional, mientras se llevan a cabo las investigaciones. ¿Actuó de inmediato Acción Nacional? O se tomó la decisión, luego de que en el PRI le habían suspendido los derechos a Javier Duarte.

 

Desde que terminó su periodo en el Gobierno de Sonora, hace un año, nadie lo ha visto. Bueno quizá sus abogados, pero excepto ellos, ni sus luces, nadie sabe nada, ni los panistas. Desapareció.

 

En ese arte de las mañas y las desapariciones, todos nos preguntamos ¿dónde estará Javier Duarte? ¿Dónde? Abandonó Veracruz, después de saquearlo, en medio de una terrible crisis económica, política, de seguridad y de gobernabilidad. Nadie lo ha visto.

 

En la PGR están en proceso las investigaciones de peculado, desvío de recursos y enriquecimiento ilícito en su contra. ¿También esperarán a que huya? Porque si eso están esperando, parece que ya lo hizo.

 

Según el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes (PAN), Duarte ya se fugó. Hasta ayer martes, había rumores de que abandonó el país para evadir la justicia. Ya no es novedad, la sorpresa sería que alguien le hubiera cerrado la puerta, para no dejarlo ir.

 

La PGR ya emitió una orden de aprehensión en su contra por los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita (como si eso sirviera de algo. Ya se fue, punto). Duart,e como es tan “hábil”, guiñó un ojo ante la orden de aprehensión, tomó un helicóptero y salió de Veracruz.

¿Será que en lugar de una ficha roja de la Interpol habrá dos? O será muy penoso ante el mundo advertir que dos exgobernadores de distintos partidos políticos robaron, huyeron y nadie los atrapó.   

 

Nadie espera, por el bien del país, que la PGR argumente que “no hubo pruebas suficientes” o que se violentó el “debido proceso”. Y que, como ya estamos acostumbrados, todo quede en “mucho ruido y pocas nueces”. En total impunidad.  

 

En estos tiempos el show mediático, como diría por ahí un clásico, es un “peligro para México”.

 

 

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