«DESDE WASHINGTON»: La víctima más manoseada por Trump - Mujer es Más -

«DESDE WASHINGTON»: La víctima más manoseada por Trump

Donald Trump, ve su caída y ante ella acusa que las elecciones están “arregladas”.

Ya. Lo dijo. Viendo que está a punto de que le endilguen el calificativo que más detesta, “loser” (perdedor), Donald Trump recurre al subterfugio del que echaría mano cualquier populista que se respete: “Las elecciones están arregladas”. Según Trump, el fraude se ha venido confabulando desde la prensa vendida, el sistema financiero y la avenencia del mismo partido Republicano que tuvo a “bien” lanzarlo como candidato. Todo es una conspiración para detener su avance que de otra manera, sería imparable. En otras palabras, está solo contra el mundo. Lo malo es que no tan solo porque sus millones de seguidores no van a desaparecer cuando pierda. A tres semanas de las elecciones, todo indica que así será. En promedio, las más recientes encuestas le dan una ventaja del 6% a Hilary Clinton. Y sin embargo… se mueve.   

 

Trump recaudó en septiembre la cifra record de 100 millones de dólares para su campaña provenientes de pequeños donadores. Es decir, no de millonarios como los que apoyan a Clinton, sino de gente común y corriente cuyas aportaciones podían ir desde 5 a 10 dólares. Trump tiene además el record de ser el candidato que ha recibido más votos en la historia del partido Republicano. A pesar de sus más recientes escándalos, sus simpatizantes siguen creyendo en él con una fe que raya en lo religioso, confirmando aquello de lo que se jactó en algún momento de su campaña por la nominación republicana. En una frase que lo retrató de cuerpo entero desde entonces, Trump dijo que podía asesinar a alguien en plena 5ª avenida y sus seguidores seguirían apoyándolo. Y tenía toda la razón, pero no tanto porque estén con él, sino porque están en contra de todo lo que el ataca y como bien dice el dicho: “El enemigo de mi enemigo, es mi amigo”.  

 

Por eso es que, a pesar de que han salido a la luz por lo menos una decena de mujeres confirmando que Trump las manoseó como se jactaba que lo hacía aprovechando su estatus de celebridad; de que puede rebajarse a echarle pleito a una ex Miss Universo; de que se niega a mostrar sus declaraciones fiscales, su apoyo real no ha menguado más que un 2%. De hecho, en lugar de que los últimos acontecimientos lo hubieran llevado a moderarse, sigue elevando el tono de sus insultos. Hace unos días declaró que tenía la impresión de que Hillary ya estaba media loca. Además pidió que antes del tercer y último debate el próximo miércoles en Las Vegas, se le haga un análisis de sangre a la candidata demócrata para comprobar que no está drogada. Y ha ido aún más lejos. En sus discursos de este fin de semana, Trump pidió a sus  —ya de por sí— enardecidos seguidores que vigilen las casetas de votación para que reporten cualquier irregularidad, sembrando dudas sobre el mismo proceso electoral. Es por eso que la víctima más perecedera que deja Trump a su paso es la democracia. 

 

 

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