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«ACTOS DE PODER»: Edomex, territorio de guerra

Dos mujeres priístas tienen la oportunidad de competir si no las obstruye el machismo de sus compañeros. 

El proceso electoral en el Estado de México, que ya inició, está poniendo en riesgo la estabilidad política de la entidad.

 

Sólo un partido tiene claro quién será su candidata y ese es MORENA, de Andrés Manuel López Obrador y que lleva a la ex presidenta municipal de Texcoco, Delfina Gómez.

 

En el PAN y el PRD hay una batalla soterrada entre aliancistas y las dirigencias entregadas al gobierno en turno.  

 

En el PAN la ex candidata presidencial Josefina Vázquez Mota ha sido descarrilada por un escándalo en el que se le intenta hacer ver como alguien que se vendió al poder. Donaciones del gobierno federal a una organización de la que ella es presidenta honoraria se dan a conocer justo cuando avanzaba en las encuestas. ¿Coincidencia?

 

Al parecer será un cuadro local el que abandere al PAN, para beneplácito del PRI y del gobierno estatal y del federal también.

 

En el PRD las cosas están más claras. La corriente ADN, dueña del perredismo mexiquense, es tan cercana al gobierno estatal que la alianza no pasa por sus intereses.  

 

En donde las cosas parecen tranquilas pero en verdad que no lo son es en el PRI. Como pocas veces, la guerra entre los aspirantes es sin cuartel.  

 

Dos mujeres tienen la oportunidad por primera vez de ser candidatas del tricolor: Carolina Monroy, prima del presidente, secretaria General del PRI y diputada federal y Ana Lilia Herrera Anzaldo, ex presidenta del Comité Estatal del PRI y senadora con licencia. Actualmente es secretaria de Educación del gobierno de Eruviel Ávila.

 

El machismo de los más altos dirigentes del priismo local podría cancelarles las aspiraciones. Tal vez el pragmatismo de Enrique Peña y de Eruviel Ávila sea su única oportunidad para llegar a la candidatura.

 

El resto de los aspirantes ocupan lugares en las estructuras del poder que les permiten acceso a recursos. José Manzur, el secretario de Gobierno, es el más alto de los funcionarios del gobierno estatal que quiere suceder a su jefe. Parece que no las trae todas consigo desde la salida de Luis Videgaray.

 

Carlos Iriarte, presidente del PRI en el estado podría ser, junto con Herrera y Monroy, una de las salidas menos complicadas para el priísmo.

 

No así con Alfredo del Mazo, hijo y nieto de gobernadores al que la base tricolor no siente suyo.

 

Pero está Luis Miranda, el amigo más cercano que tiene Enrique Peña y que ahora es secretario de Desarrollo Social. Tiene recursos, y es -según sus palabras- operador político, pero sabe del manejo electoral desde el poder con dinero ilimitado.

 

Y Ernesto Nemer, el procurador del Consumidor, quien está ligado a la casta del poder desde siempre.

 

Se están dando con todo. En el PAN y el PRD, los locales quieren reventar las alianzas que desde los comités nacionales se impulsan. En el PRI les ordenaron silencio, no moverse para poder salir en la foto. Pero la guerra está ahí. Lo único que verán los mexiquenses será una cauda de promesas acompañadas con violencia, feminicidios, inseguridad, desempleo y muchos, muchos regalos de los que aspiran a ser gobernadores. 

 

 

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