Los usos del Ángel de la Independencia.
Entre 1957 y 1984, el Ángel de la Independencia era para la gran mayoría de los habitantes del entonces Distrito Federal el marco de referencia de lo que un temblor era capaz de hacer en esta ciudad. Sólo algunos se acordaban y otros pocos sabían que este monumento, que ocupaba la glorieta más grande del Paseo de la Reforma, debía su construcción a la celebración del Centenario de la Independencia, esa que el 27 de septiembre cumple 195 años de consumada.
Después del 19 de septiembre del 85, eso cambió. Los chilangos atestiguamos con miedo y asombro un movimiento de tierra con tal intensidad en esta capital que podía hacer caer mucho más que la estatua de un ángel -un ángel que es más bien una diosa alada de la victoria-.
A partir de entonces, el Ángel, con sus poco más de seis metros de largo y siete toneladas de peso de broce, bañado en chapa de oro, comenzó a transformarse en lo que ahora es: el punto de reunión de nuestras diversidades, de nuestras múltiples diferencias, de nuestro confluir con los otros, y de la mano de ello nuestro derecho a vivirlo públicamente, nuestro derecho a expresarnos.
Hay quienes señalan que el Ángel empezó a ser referente de concentración, en 1968 cuando México le ganó a Brasil en el Maracaná y posteriormente las victorias pírricas del Mundial de Futbol de 1970. Pero realmente los partidos que lo determinan son los del mundial de “México 86” y el Partido Acción Nacional. El primero durante junio de ese año, cuando miles de aficionados, en verbena popular, ondeaban banderas por una Selección que alcanzó su pase a cuartos de final, muchos de ellos sin imaginar que iba a quedarse por siempre en la memoria de propios y extraños. Dos años después, Maquío haría de él el centro para las protestas post-electorales, del primer Grito de Independencia alternativo y de su propia huelga de hambre. El Ángel dejó de ser un símbolo azul, cuando pudieron dar el grito en el Zócalo, en ese mismo espacio que el propio Clouthier definió como el símbolo del poder formal.
Y este año, cuando celebren ahí su grito y su 77 aniversario, lo harán en un espacio que no les pertenece de manera exclusiva, ya que representa muchos colores. Simplemente ese mismo día partirá de ahí al atardecer la denominada marcha apartidista #renunciaYA.
Es así que con el amanecer del siglo XXI, sostenido por una columna que alcanza casi los 40 metros de altura, el Ángel atestigua el ejercicio de la libertad de expresión de los que habitan y transitan por esta ciudad. Ahí convergen las demandas por seguridad, por justicia y por la paz, con chefs intentando alcanzar un Récord Guinness. Las voces de #yosoy132, las quinceañeras y el abrazo colectivo por la ley de bodas igualitarias y la marcha de las putas; las fotos de generación, del paseo turístico, de los disfraces de halloween o de la iluminación del arcoíris de la diversidad.
En ese monumento, que también es un mausoleo de héroes, se han colocado veladoras y se ha llorado por las niñas y niños de la guardería ABC, por los periodistas asesinados y por los 43. Y es que este ángel reside en una de las 30 ciudades gay-friendly, como los son San Francisco, Nueva York, Buenos Aires, Sao Paulo, Berlín y Ámsterdam, y la única no europea en ser parte de la Red Internacional de Ciudades Arcoíris (Rainbow Cities Network, RCN).
Con ese carácter, contemplará la marcha por la familia del 24 de septiembre, que apuesta por restar derechos, pero lo hace en una ciudad que se esfuerza por sumar derechos, y ese sí que es un mensaje educativo y de formación de ciudadanía para las niñas, niños y adolescentes de nuestro país.
Al igual que el ángel Abdiel de la novela “La Rebelión de los Ángeles”, de Anatole France, nuestro ángel se ha venido ilustrando pero no con 360 mil libros, sino con millones de voces y expresiones producto del ejercicio de la libertad de manifestar individual y colectivamente nuestras creencias y opiniones, gustos y disgustos, amores y dolores. Al igual que Abdiel, no nos sorprenda que dentro de poco abandone su figura angelical y adopte forma humana, para participar con nosotros de la rebelión que representa el ejercicio pleno de nuestro derecho de expresión.
Directora de Ririki Intervención Social. Experta en infancia y adolescencia, y sus derechos.