Destruir instituciones es relativamente fácil, lo complejo es construirlas.
Aún no empiezan las sesiones de la Asamblea Constituyente que redactará la Constitución de la ciudad de México y el líder de Morena en la ciudad de México, Martí Batres, ya amenazó con que ellos no reconocerán a los 40 constituyentes designados –por Mancera, Peña, el Senado y la Cámara de Diputados- y que ellos sólo trabajarán con los 60 que fueron elegidos por la gente.
Eso quiere decir que ¿si toma la palabra uno de los 40 designados, los constituyentes de Morena se van a salir de la casona de Xicoténcatl sede de la Asamblea? O si uno de los designados emite su voto sobre alguno de los artículos de la Carta Magna, ¿los de Morena darán la votación por fraudulenta?
No son preguntas exageradas si tomamos en cuenta que así ha operado Morena durante todo un año en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México: en todo este tiempo no se han presentado al trabajo en comisiones, argumentando que en el reparto de las presidencias no se les tomó en cuenta.
Y en estos primeros tres días de la semana, cuando la Consejería Jurídica de la ciudad de México y el Senado convocaron a los 100 constituyentes a acudir a la casona de Xicoténcatl para tramitar sus acreditaciones, los de Morena argumentaron que no irían, que la convocatoria no era legítima, pues no está contemplada en la reforma al artículo 122 de la Constitución.
Son curiosos estos señores de Morena: cuando quieren sí son parte de las instituciones, pero cuando las instituciones no se pliegan a sus deseos, argumentan que todo es ilegal, dicen “ya no juego” y se acabó.
Eso sí, ojo, en la ALDF, los legisladores de Morena siguen cobrando sus 68 mil pesos al mes. A partir de este jueves 15 de septiembre, día en que se instalará la Asamblea Constituyente, y se empezará a discutir tanto el reglamento de la asamblea, se determinará el número de comisiones que habrá, así como quienes las presidirán, el electorado espera ver constituyentes a la altura de la tarea que se les encomendó.
No será fácil que PRD, PAN, PRI, Morena y los partidos pequeños se pongan de acuerdo en todos estos aspectos, tendrán que tener en mente la tarea que enfrentan: redactar la Carta Magna que habrá de regir la vida de la ciudad, de la que emanarán varias leyes secundarias y reglamentos.
En ese escenario, los electores esperan ver constituyentes responsables, capaces de ver más allá de los intereses de los partidos, capaces de dialogar y promover sus propuestas. Destruir instituciones es relativamente fácil, lo complejo es construirlas. Tanto los morenos, como los perredistas, panistas y priístas, tendrán la oportunidad de mostrar de qué están hechos.