«COLUMNA INVITADA»: La lucha gay no es contra la Iglesia - Mujer es Más -

«COLUMNA INVITADA»: La lucha gay no es contra la Iglesia

Juan Gabriel nos enseñó que ser diferente no es ser malo. 

Ahí tiene el cardenal Norberto Rivera el cachetadón por la muerte de Juan Gabriel: Traslado de las cenizas de Ciudad Juárez a la CDMX en avión de la Fuerza Aérea. Las autoridades dispuestas. Transmisiones de ambas televisoras en vivo. Gente sobre bardas, avenidas, techos, banquetas aplaudiendo al “joto, al maricón, al contranatura, a la vergüenza de la Iglesia Católica”.

 

¡Tómela, Cardenal!, a ver si se da cuenta que México es un país de contrastes.  Literalmente, usted no tiene vela en ese entierro. Juan Gabriel era gay y ganó mucho dinero en toda su carrera para gozarlo, no como usted que siempre ha vivido de los demás y le llama trabajo a andar metiéndole ideas retrógradas, oscurantistas y medievales a la pobre gente que aún confía en ustedes (en su iglesia).

 

Ojalá se dé cuenta de que vivimos en un país donde usted no puede decidir por los demás.   Donde usted no puede ir en contra del matrimonio igualitario, porque se trata de una promulgación constitucional y no de un acto de fe religiosa. Por eso se lleva a cabo en un registro civil, en donde usted y sus “amiguitos con faldas” no tienen por qué meter sus naricitas.

 

Dedíquese mejor a hacer una limpieza exhaustiva entre sus agremiados porque dejan mucho qué desear.  Saque de sus filas a los pederastas, a los  que tienen mujeres e hijos, a los que abusan de la fe y tienen mansiones, a los que se coluden con los delincuentes y les “bautizan” sus millonarias casas compradas con dinero lleno de sangre.

 

Ahí tiene, en su carota, a un país entero arrodillado ante el talento del artista. Juan Gabriel nos enseñó que ser diferente no es ser malo. Nos enseñó a perder el miedo, ese mismo que usted inculca, que pregona y nos hace tanto daño como sociedad e individuos.

 

Quién le iba a decir que un país de machos, donde se monta a caballo, se toma mezcal y se echan tiros, el ídolo de un pueblo entero, es “joto”. ¿A usted le debe caer re-mal eso, no?  Pues ahí está la prueba. La gente ya no es tan tonta, Cardenal, las redes sociales, los medios, el mismo comentario de boca en boca, han cambiado la mentalidad de nuestro pueblo. Y ahora viene usted con sus ridículas ideas a querer interponerse en el Artículo Cuarto de nuestra constitución donde usted no tiene pitos que tocar ahí.

 

Ya por último le diré que observe más a su alrededor, que se dé cuenta de que somos una sociedad que avanza, que luchamos, que somos más justos, que los homosexuales son dignos y gente de trabajo y respeto. Somos gente que da la cara. No nos escondemos investidos en sotanas y rezos, como el sacerdote Carlos López Valdez, que durante cuatro años violó al menor Jesús Romero Colín, y al que usted por mucho tiempo encubrió, e incluso le pagó los abogados. Afortunadamente, las autoridades ya tomaron cartas en el asunto, y su “protegido” ya está  encarcelado, señor Cardenal.

 

Ya no le ande buscando más ruido al chicharrón, ya somos muchos, ya no nos podrá detener ni usted ni nadie. La lucha no es contra su iglesia, es contra usted y su poca compasión para con sus semejantes y que tanto promueve desde su dorado púlpito.

 

Una de la consignas en la marcha gay dice: “Estamos en todas partes”. Cardenal, acuérdese que  “no somos machos, pero somos muchas”. 

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