Nicolás Maduro: cuando la represión demuestra el miedo.
El miedo es mal consejero y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, tendría que saberlo muy bien, sin embargo todo indica que no. ¿Por qué lo digo? Porque sólo un presidente al borde de un ataque de pánico se aventaría la puntada de acusar a la administración Barack Obama de estar detrás de la marcha que encabeza mañana la oposición en Caracas, para presionar por la realización de un referéndum que podría sacar a Maduro de la presidencia.
“El gobierno del presidente Barack Hussein Obama, en sus postrimerías, procura la inestabilidad de Venezuela y de la región para legitimar sus planeas imperiales contra la paz y el desarrollo de los pueblos”, reza el comunicado que firma el viceministro de exteriores de Venezuela.
Y no es que Washington no tenga una nutrida historia de intervenciones en el continente, pero estos días el señor Obama está más interesado en compartir sus listas de canciones y series favoritas y dejar la Casa Blanca como el presidente más cool en la historia de Estados Unidos, y lo de intervenir en Venezuela no le quita el sueño.
Lo que es real es el temor, casi pánico de Maduro, a una oposición cada vez más organizada, con críticas legítimas a su gobierno, a la increíble inflación que ha dejado a millones sin acceso a la canasta básica y a otros millones los ha llevado a encabezar un éxodo y buscar refugio en Colombia, Panamá, Ecuador, México, Costa Rica y un largo etcétera de países latinoamericanos.
Lo de culpar a Obama provoca risa, lo que no es gracioso es el nivel de represión al que está recurriendo Maduro para tratar de tapar el sol con un dedo: en los últimos días ha habido una andanada de detenciones y allanamientos de morada contra miembros del partido de oposición Voluntad Popular.
La creciente represión llevó a la Asamblea Nacional de Venezuela a aprobar un acuerdo que rechaza “la persecución política”. En la asamblea la oposición domina el escenario: son 112 los diputados de la Mesa de la Unidad Democrática –integrada por los partidos de oposición– y sólo 55 diputados del oficialista Gran Polo Patriótico Simón Bolívar.
Y aunque la oposición logró regresar a la Asamblea Nacional después de años del exilio político al que los condenó el difundo Hugo Chávez, el poder ejecutivo es dominado por Maduro, es el caso del Instituto Nacional Electoral de Venezuela, que tendría que llevar a cabo el referéndum.
La situación es tensa en Venezuela y los chavistas están atizando el fuego con declaraciones como las de Roy Daza, del partido socialista unido de Venezuela, que advirtió: “Si en Venezuela el primero de septiembre –día de la marcha– hay un golpe de Estado, lo que tiene que hacer el pueblo de Venezuela es atender al llamado que nosotros los chavistas vamos a hacer de una huelga general, hasta que se detenga el golpe de Estado”.