Mil 569 horas anuales frente a la televisión contra 562 horas en la escuela.
Primera semana de clases y la pregunta es cuántos adultos regiomontanos estarán más enfocados en arrancar las páginas de los libros de texto de sus hijos, que preocupados por los costos de los materiales escolares y ocupados en forrar cuadernos.
Hoy como ayer, la Unión de Padres de Familia (UPF) se moviliza en contra de los libros de texto, lo hizo iniciando los años sesenta, en oposición a su instauración, calificando la medida como autoritaria, ilegal y antipedagógica. Hoy, mutilar e impedir su distribución; ayer, confiscar y quemar. En el 2016, centrados en los contenidos que derivan en lo que denominan ideología de género, en 1962 concentrados en salvarnos de la ideología comunista. ‘¡México sí! ¡Comunismo no!”, vitoreaban las casi 100 mil personas, que se manifestaban en Monterrey, convocadas por la Unión Neolonense. Hoy como ayer, en una cruzada en donde se suman el Partido Acción Nacional y la jerarquía católica.
Hoy como ayer, la UPF se opone a la educación sexual promovida por la Secretaria de Educación Pública, lo hizo entre 1933 y 1934, cuando a partir de las recomendaciones del VI Congreso Panamericano del Niño sobre su importancia como parte de la higiene, publicó una cartilla de educación sexual. Los argumentos apuntan a que este ámbito corresponde a la esfera privada, ayer afirmando que era responsabilidad particularmente de las madres, quienes llegada la pubertad deberían abordarla con sus hijos, siempre procurando no decir demasiado. Hoy en su derecho de educar sobre la abstinencia, la castidad y sin adoctrinamientos como el uso de preservativos, que promueven la promiscuidad.
Hoy como ayer, la UPF es fiel a sus orígenes, su oposición a la laicidad y la reivindicación del derecho de los padres a elegir la educación que desean para sus hijos, a un año de cumplirse un siglo de su fundación, inicialmente como Asociación Nacional. El terreno del debate es amplísimo, va desde la discusión sobre su interpretación del significado de la “libertad de educación”, hasta su análisis alrededor de los contenidos desarrollados en los libros, pasando por la educación sexual como un derecho de niñas, niños y adolescentes. Por ahora sólo nos limitaremos a señalar que sus esfuerzos están destinados al fracaso, esencialmente porque hoy no es ayer.
Mientras que ayer la escuela se constituía como el principal espacio socialización fuera del ámbito familiar, hoy compite, perdiendo en la mayoría de las ocasiones, con los medios de comunicación masiva y las nuevas tecnologías de la información. Las niñas y niños mexicanos pasan mil 569 horas anuales frente a la televisión contra 562 horas en la escuela. Entre el 2006 y el 2014, el tiempo de permanencia aumentó 24 minutos, para alcanzar las 4.34 horas diarias promedio (IBOPE). La penetración televisiva en México en niños entre 4 y 12 años es del 75% en televisión abierta y en televisión de paga en niños de clase media y alta, alcanza casi el 50%.
La exposición a contenidos que abordan aspectos de la sexualidad humana, es permanente. Un ejemplo de gran penetración e ignorado por las generaciones adultas, son los Anime. En Japón la producción está dividida en audiencias, sin embargo en México las dirigidas a población adolescente como pueden ser las Anime Yaoi y Yuri, son vistas por público infantil. Es así como Sailor Moon y Ranma1/2, fueron exhibidas inicialmente en barras infantiles de televisión abierta. En el capítulo final de la primera, por ejemplo, había un desnudo total y el joven protagonista de la segunda que se convierte en mujer cada vez que su cuerpo entra en contacto con el agua, es un ejemplo de transexualidad ejercida sin conflictos. Hoy, además el acceso a través de Internet ha aumentado el acercamiento a una oferta enorme, en donde infantes y adolescentes tienen a través de sus teléfonos, tabletas o computadoras acceso aplicaciones como Canal Anime, Crunchyroll o Daisuki.net o directamente en YouTube. Desde ahí tienen acceso no nada más a Anime Kodomo-muke, sino a las producciones para adultos como los Anime Hentai y Anime Ecchi.
Nativos digitales, las niñas, niños y adolescentes tienen de manera cotidiana y a su alcance permanente una gran cantidad de información, ante un mudo adulto incapaz de acompañar estos procesos. Hace 25 años, el pasado 23 de agosto se lanzó la primera plataforma de Internet, hoy las páginas rebasan los mil millones. La mayoría de las niñas y niños mexicanos tienen su primer ingreso a partir de los 8 años; y cuatro de cada 10, de entre los 3 y 6 años de edad, ya se encuentran en contacto con la red.
La Unión y las instancias y actores que los acompañan tienen hasta hoy prdida la batalla, básicamente porque las niñas, niños y adolescentes del 2016 no son los de ayer, y el terreno para protegerlos, garantizar sus derechos e incidir en su vida no es el escolarizado.