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«ACTOS DE PODER»: Legitimidad y fuerza

El diálogo Gobierno-CNTE está velado.

 

Hace una semana, en su colaboración en el diario Excélsior, Ivonne Melgar escribió sobre la derrota de la mano dura en la lucha que el gobierno federal tiene con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación por la Reforma Educativa.

 

Coincido con ella en que la estrategia de La Mano Dura contra la CNTE falló no sólo por falta de quehacer político, sino por la falta de memoria de quienes gobiernan. Aún pesa la represión a los del 68 en la mente de los actuales gobernantes.

 

Yo agregaría que fue precisamente la mano dura de Enrique Peña Nieto como gobernador del estado de México lo que le ganó bonos en un sector de la sociedad mexicana que ve a la protesta social como un cáncer para la convivencia.

 

Fue en mayo de 2006 cuando la Agencia Estatal de Seguridad entró a la cabecera municipal de esa localidad para detener a los dirigentes de quienes se opusieron en el sexenio de Fox a la construcción de un nuevo aeropuerto en las tierras ejidales de Atenco.

 

La violencia fue transmitida en vivo por televisión abierta y esa demostración de mano dura enamoró a los defensores del Estado de Derecho, a costa de lo que sea. Es decir, conquistó al sector que ve en la ley un instrumento para obtener ganancias no sólo económicas, sino políticas y hasta sociales, bajo el manto de la ley.

 

¿Por qué si en Atenco el hoy presidente ganó adeptos no pasó lo mismo con la CNTE? Primero, porque el gobierno federal erró la estrategia: Sólo un gobierno que ha legitimado su actuación puede usar la fuerza como medio para acallar a un opositor francamente dañino para la sociedad.

 

A pesar de las exigencias de empresarios, comerciantes y de la población misma de Oaxaca, Chiapas y la Ciudad de México para usar la fuerza y detener los plantones y las marchas de la CNTE, el gobierno falló en su estrategia de Mano Dura porque en Nochixtlán, Oaxaca, hubo muertos.

 

No sólo eso, además de la tragedia en Oaxaca, desde hace tres años Gobernación y la CNTE negocian no sabemos qué. La Coordinadora quiere que se derogue la Reforma Educativa, el gobierno dice que no. Pero nunca nos han dicho de qué hablan encerrados en Gobernación y eso deslegitima el accionar de la administración federal.

 

La liberación de los profesores Núñez y Villalobos, dirigentes de la sección 22 de la CNTE, puede ser a vista de algunos, la demostración de que la ley se aplica cuando al gobierno le conviene.

 

Mientras el gobierno no transparente su relación y los acuerdos a los que llega con los profesores disidentes, no tendrá legitimidad para emprender acciones de fuerza en contra de los inconformes.

 

Y es que el diálogo, cuando es abierto y de cara a la sociedad, no permite que alguien se dé el lujo del chantaje para obtener prebendas perversas al margen de la ley. ¿O no?

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