«EL DIARIO DE MAMÁ»: Receta para preparar a un hijo para la vida - Mujer es Más -

«EL DIARIO DE MAMÁ»: Receta para preparar a un hijo para la vida

Súbase en lo alto del árbol que haya conseguido en aquella selva inmensa.

Ingredientes

1.- Un árbol altísimo en una inmensa Selva

2.- Un ojo analítico

3.- Un Conejo

4.- Un León con melena gigante y garras enormes

5.- La fábula de “El León y el Conejo” de Augusto Monterroso

Preparación

Súbase en lo alto del árbol que haya conseguido en aquella selva inmensa. Cuídese de que nada le obstruya la vista hacia el horizonte.

Libere al León con melena gigante y garras enormes. Haga lo mismo con el Conejo. Déjelos interactuar.

Lea la fábula de “El León y el Conejo” de Augusto Monterroso y comprenda la lección que tendrá que entender su hijo, incluso usted mismo:

[INICIO]

Un célebre psicoanalista se encontró cierto día en medio de la Selva, semiperdido.

Con la fuerza que dan el instinto y el afán de investigación logró fácilmente subirse a un altísimo árbol, desde el cual pudo observar a su antojo no sólo la lenta puesta del sol sino además la vida y costumbres de algunos animales, que comparó una y otra vez con las de los humanos.

Al caer la tarde vio aparecer, por un lado, al Conejo; por otro, al León.

En un principio no sucedió nada digno de mencionarse, pero poco después ambos animales sintieron sus respectivas presencias y, cuando toparon el uno con el otro, cada cual reaccionó como lo había venido haciendo desde que el hombre era hombre.

El León estremeció la Selva con sus rugidos, sacudió la melena majestuosamente como era su costumbre y hendió el aire con sus garras enormes; por su parte, el Conejo respiró con mayor celeridad, vio un instante a los ojos del León, dio media vuelta y se alejó corriendo.

De regreso a la ciudad el célebre psicoanalista publicó cum laude su famoso tratado en que demuestra que el León es el animal más infantil y cobarde de la Selva, y el Conejo el más valiente y maduro: el León ruge y hace gestos y amenaza al universo movido por el miedo; el Conejo advierte esto, conoce su propia fuerza, y se retira antes de perder la paciencia y acabar con aquel ser extravagante y fuera de sí, al que comprende y que después de todo no le ha hecho nada.

“El león y el conejo”, Augusto Monterroso

[FINAL]

Usted está listo para la vida.

 

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