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«A CONTRALUZ»: Islam no es igual a terrorismo

Discurso anti-Islam de Trump.

“Cuando Donald Trump habla de Islam, es ignorante. Si él estudiara el verdadero Islam y Corán, todas las ideas que tiene sobre el terrorismo cambiarían, porque el terrorismo… es una religión diferente” es la frase que le dedicó la señora Ghazala Khan a Donald Trump y cual arquera virtuosa, colocó la flecha en el blanco con un mensaje claro: Islam no es igual a terrorismo.

La señora Khan, es la madre de un soldado musulmán estadounidense, Humayun Khan, que murió peleando en Iraq. Ella dedicó este mensaje a Trump después de que él la cuestionara por permanecer callada cuando su esposo, Khizr Khan, habló en la convención demócrata acusando a Trump de denigrar a los patriotas musulmanes, mientras él nunca “ha sacrificado nada”.

El mensaje de Khan podría quitarle fuerza al discurso anti-Islam de Trump y ser un factor para evitar que ocurra lo mismo que pasó cuando el ex presidente George W. Bush, usó el dolor y la desesperación de las víctimas del ataque a las torres gemelas del 11-S de 2001, para justificar un ataque contra Irak, destruyendo el país entero y creando un caos que aún no termina.

Así de dañino y destructivo puede ser un discurso de odio y por eso, cuestionarlo y ponerlo en evidencia, como lo ha hecho la señora Khan, es tan importante.

Después de los ataques del 11 de septiembre del 2001 a las torres gemelas, George W. Bush usaba a diario los términos “terrorismo islámico”, “radicalismo islámico” y “extremistas islámicos”, una y otra vez, luego aparentaba ser políticamente correcto con frases como: “El Islam es una religión de paz” y “los terroristas avergüenzan a los musulmanes”.

Pero el daño estaba hecho: ya había creado en la opinión pública la certeza de que “los extremistas islámicos” y el “terrorismo islámico” estaban detrás del ataque del 11-S, generando desconfianza contra los musulmanes residentes en Estados Unidos, y después justificando el ataque a Irak. 

La magnitud del dolor del que se aprovechó Bush para justificar su ataque a Irak era enorme. Diez años después, recorriendo las calles de Manhattan para buscar historias de mexicanos que hubieran estado allí en ese fatídico 11 de septiembre y escuchando sus historias, aún se sentía ese dolor.

Conversé con Cristóbal, un mexicano indocumentado que trabajaba en el Deli “Stage Door” a una calle de donde estaban las torres gemelas. Esa mañana estaba rebanando jamón como todos los días, cuando de pronto escuchó un estruendo arrasador… pensó que habría sido un tráiler que había chocado, pero alguien entró al lugar y le dijo “le dieron a una de las torres gemelas”; después el segundo avión iría contra la torre norte.

Los empleados salieron del Deli y “Ya en la calle vieron frente a ellos las Torres Gemelas incendiándose, ubicadas en contraesquina del Deli Stage Door donde trabajaban: “nos fuimos caminando hasta la calle de Broadway y había carteras, zapatos y abrigos tirados en la calle, la gente iba gritando como loca”. 

Al entrar a su departamento encendió la televisión y vio cómo la torre norte se colapsaba. "Era como un monstruo gigantesco que se tragaba a la gente, lo único que hice fue darle las gracias a Dios de que ya estaba en casa”.

“Semanas después fue a terapia de grupo, pero escuchar las historias de los demás fue más traumático. Lo que más recuerda es lo que le sucedió a un dominicano: en lugar de huir hacia el norte como hicimos nosotros, caminó hacia el Río Hudson hacia el sur de la ciudad, cuando trató de regresar y vio que en la explanada de las torres estaban tendidos los cuerpos de las personas que se habían lanzado de los pisos más altos. "Después de eso, ya no creía en los cumpleaños, ni en la Navidad", su vida cambió completamente.

Esta fue una de las historias publicadas por Excélsior en el Suplemento “Los mexicanos del 11-S”, el 11 de septiembre del 2011. Después del dolor y la confusión que estos eventos provocaron en la sociedad estadounidense, Bush fue hábil en dirigir el dedo acusador al “terrorismo islámico” y al “radicalismo islámico”, meses después miles de iraquíes pagarían con sus vidas esa necedad. Ahora esa violencia se ha expandido como un boomerang por todo Medio Oriente y a Europa Occidental, con los ataques terroristas.

En 2001 y 2002 la Casa Blanca usó su poder para que los periódicos contaran la historia tal como Bush lo necesitaba y justificar así los ataques a Irak. En 2004, The New York Times y The Washington Post se disculparon por haber “enterrado” en páginas interiores los reportajes en los que se cuestionaba el argumento de Bush de que había armas de destrucción masiva en Irak y por eso era urgente la intervención.

En el actual escenario internacional, donde los ataques perpetrados por ISIS han causado gran temor, un escenario hipotético en el que Trump llegue a la presidencia de Estados Unidos y tome decisiones basadas en el prejuicio y no en la evidencia, es preocupante.

Termino con dos frases del Corán, que nos muestran que lejos está el Islam de las acciones de ISIS: “Quienes creen y hacen obras pías, esos serán los dueños del Paraíso: ellos serán en él inmortales” y “Mahoma no es más que un Enviado. Antes de él han pasado otros enviados”.

“A Contraluz” se toma un breve respiro de vacación, para volver con ustedes el miércoles 17 de agosto. Hasta entonces.

 

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