El discurso equilibrado e inteligente de Hillary, ¿suficiente para ganar la elección?
Mesura, equilibrio, inteligencia. Así podría resumir los elementos clave del discurso de Hillary Clinton tras aceptar la candidatura demócrata a la presidencia de los Estados Unidos. Pero en tiempos de estridencia, sensacionalismo, vacuidad, la civilización del espectáculo en pleno (gracias Mario Vargas Llosa por resumir así a los tiempos actuales) es pertinente preguntarnos: ¿Son esos tres elementos suficientes para dejar en la lona a Donald Trump?
Nadie duda de las capacidades intelectuales de la señora Clinton. No sólo por los títulos universitarios, desempeño político, sino incluso por su actitud estoica al soportar la humillación pública ante los "cuernos" más famosos y reconocidos en cadena nacional -caso Clinton-Lewinsky-. Algunos expertos en imagen dicen que la compostura de Hillary (impertérrita) no le ha permitido aún “conectar” con el electorado que la siente distante, especialmente el estadounidense blanco afectado por la crisis económica, enojado con la globalización que no le da empleo y con todo migrante que tiene otro color de piel, profesa otra religión y tiene otra cultura, pero además el estadoundiense poco preparado, por no decir ignorante.
La campaña electoral estadounidense ya entró en otra fase. Menos de 100 días tiene Hillary para meter un gancho al hígado al patético Trump que pese a comenzar como un personaje de parodia -dicho por el presidente Barack Obama hace unos meses a la cadena NBC- hasta convertirse en candidato presidencial con posibilidades -reconocido también por Obama hace unos días a la misma cadena NBC- de llegar a la Casa Blanca.
Ya se vio con el triunfo del “Brexit” lo que la masa furiosa es capaz de hacer. No hay que olvidar que contra todo pronóstico, Trump venció a 16 rivales en las primarias, algunos de ellos políticos experimentados; que su discurso ofensivo, discriminatorio, grosero ha “conectado” con el enojo. Cualquier cosa con Trump puede suceder. Su mensaje catastrofista y del Estados Unidos que solo él puede “arreglar”, se ha convertido en canto de sirena.
Hace unos días hablaba con la maestra Lisa Antillón, una destacada internacionalista de Silicon Valley y nos decía que los mexicanos que tenemos parientes en los Estados Unidos podíamos pedirles que ahora más que nunca deben de votar. Y votar por la razón. No ha habido en los últimos años un solo presidente de Estados Unidos que haya ganado sin el voto hispano. Ojalá que por ahí llegue la cordura. También nos advertía Lisa Antillón que no hay que descartar que haya un electorado “aburrido” que quiera "experimentar” con un “y qué pasa si voto por Trump”. Estados Unidos está realmente en una encrucijada donde el odio puede ganarle a la inteligencia, a la mesura, al equilibrio. Signos lamentables de los nuevos tiempos.