«INTERÉS SUPERIOR»: Hogares ajenos - Mujer es Más -

«INTERÉS SUPERIOR»: Hogares ajenos

Proteger a la niñez del trabajo doméstico.

El pasado 22 de julio se celebró el Día Internacional del Trabajo Doméstico y en ese contexto se colocó en la agenda pública las características y condiciones en que se desarrolla esta actividad. Si bien este día en sus orígenes se refiere exclusivamente al trabajo no remunerado (Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, Lima 1983), la cobertura involucró también a las labores domésticas remuneradas. Que en sentido estricto tienen como día conmemorativo el 30 de marzo, a raíz del primer Congreso Latinoamericano de Trabajadoras del Hogar (Bogotá,1988).

Pero realmente nunca estará de sobra dedicar más días para visibilizar este trabajo que está considerado como el más feminizado y el que conlleva una de las mayores cargas discriminatorias. Estamos hablando de 2 millones 466 mil 615 personas empleadas domésticas en el país, de las cuales el 95 por ciento son mujeres y en el caso de la Ciudad de México la proporción asciende a 97, de un estimado de 140 mil trabajadoras (ENOE 2015).

La prestación de servicios de aseo, asistencia y demás propios e inherentes al hogar, está caracterizada por jornadas prolongadas, escasa protección social, incumplimiento de las normas laborales y en no pocos casos abuso, maltrato y discriminación. Pero también y pocas veces visibilizado es un espacio de trabajo infantil y adolescente.  

Según el Estudio Cuantitativo con Trabajadoras Domésticas y Empleadoras (CONAPRED 2014) cuatro de cada diez se incorporó al trabajo antes de los 18 años de edad y de estas poco más de la mitad lo hizo antes de los 15 años, que es la edad legal permitida de ingreso al empleo en México. El comparativo entre ciudades nos indica que Tuxtla Gutiérrez, Monterrey y la Ciudad de México, incorporan en mayor proporción a menores de edad en relación con Tijuana, Guadalajara y Puebla. Las diferencias son significativas, ya que mientras que el promedio de edad de las empleadas en Tuxtla es de 18.9 años, en Tijuana es de 28.6.

Si bien poco más de la mayoría de empleadas domésticas trabaja de entrada por salida, esta relación se invierte cuando se trata de menores de edad, quienes casi en su totalidad trabajan de planta, o sea viven y laboran en hogares que no son suyos.

Entre más pequeñas, mayor proporción de ascendencia indígena, de carácter migratorio, de riesgo de abusos sexuales y del llamado pago por especie o que nunca pase por sus manos el dinero que generan por sus servicios. Adicionalmente está documentada la existencia de redes de trata con fines de explotación laboral en hogares de terceros, de niñas y adolescentes chiapanecas hacia Guadalajara, de oaxaqueñas a Monterrey y la Ciudad de México y de guatemaltecas hacia Chiapas.

De ahí la importancia de que esta agenda este contemplándose cada vez más en la instrumentación de políticas públicas, ya que la garantía de los derechos de esta población en especial los laborales, no pueden seguir vinculados a la buena voluntad de las personas, sino a la obligación del Estado. Y en el caso de las niñas y adolescentes, es necesario asegurar que ninguna persona menor de 15 años está realizando labores domésticas fuera de su hogar y que en la agenda de trabajo digno de las adolescentes de entre 15 y 17 años, se incorpore su derecho a la educación y su protección a actividades que afecten su desarrollo.

Junto con la generación de normatividad adecuada, la articulación de esfuerzos, como fue la conformación del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (30 junio 2016) y de campañas de sensibilización para dignificar las condiciones de trabajo como la promovida en la Ciudad de México, se requiere que nuestro país ratifique el Convenio 189 sobre Trabajadoras y Trabajadores Domésticos de la OIT, que de marco a la armonización legislativa y su efectiva aplicación. Y especialmente que proteja a las miles de niñas y adolescentes mexicanas, cuyos hogares son ajenos.

 

 

Related posts

ENTRE RIZOS: Ifigenia Martínez y el techo de cristal

COLUMNA INVITADA: Estafas laborales en WhatsApp, mujeres en la mira

COLUMNA INVITADA: De Poseidón a Baco