«CUARTO PISO»: Interminable brecha entre hombres y mujeres - Mujer es Más -

«CUARTO PISO»: Interminable brecha entre hombres y mujeres

Las que viven en comunidades rurales y poblaciones indígenas.

Recientemente se dio a conocer el Informe Latinoamericano sobre Pobreza y Desigualdad 2015, Género y Territorio. Resultados que no sorprendieron a nadie y sobre los que muy pocos hablaron.  

Hay grandes desafíos en la región. Sí, pero especialmente en igualdad de género. El lugar de residencia de una mujer en América Latina genera exclusión. La desigualdad territorial afecta más a las mujeres que a los hombres en temas como educación, salud, empleo, ingresos, seguridad ciudadana y evidentemente genera mayor discriminación.  

Las mujeres son un sector vulnerable. Pero esa vulnerabilidad la padecen en mayor medida, las que viven en comunidades rurales y poblaciones indígenas. No sólo no ha habido avances en el tema, sino que en la mayoría de los casos se ha retrocedido. Una de las razones es la desigualdad de posibilidades que tienen las mujeres para generar ingresos por su propia cuenta y de participar en el mercado laboral.

El estudio, que cada dos años realiza el Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, arrojó conclusiones dramáticas y reveladoras: “De 8 mil 774 localidades estudiadas, en sólo 13, la participación laboral femenina es superior a la masculina. En apenas 10% de las localidades analizadas las mujeres tienen ingresos promedio superiores a los de los hombres”. 

En todos los países que se realizó el estudio (Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú), las mujeres, incluso, con mayor nivel de escolaridad que los hombres, perciben menos ingresos que ellos. El reclamo es añejo.

En Brasil, en el 56% de los municipios, las mujeres tienen menor tasa de analfabetismo que los hombres. En Chile en el 57% de sus provincias.

En México no espere buenas noticias, en el 85% de los municipios, los hombres tienen mayor tasa de alfabetización que las mujeres.

Lamentablemente el dato no es sorpresa, porque sabemos que en las familias mexicanas, sobre todo en las regiones rurales o en las comunidades indígenas, si alguno de los hijos o hijas tiene que dejar la escuela, porque el dinero no alcanza. Son las niñas quienes la abandonan. Así lo determina comúnmente el padre, el que manda. 

En El Salvador, Colombia y Chile, se han implementado políticas públicas que han generado escenarios favorables para la reducción de las brechas de género y la promoción de la autonomía y el empoderamiento económico de las mujeres. 

Y en México, en esto también hay malas noticias. La brecha promedio de participación laboral entre hombres y mujeres es del 48%. El 71% de los hombres trabaja, mientras que en el caso de las mujeres, sólo el 23%.

Un dato inquietante y si no júzguelo usted, es que según el estudio, en sólo tres de los 2 mil 456 municipios mexicanos la brecha es favorable a las mujeres.

La realidad de la desigualdad de género en las zonas más pobres de América Latina, es un flagelo, que requiere de estrategias eficientes para su inclusión a la vida productiva y laboral. 

En el caso de México se necesitan políticas que funcionen, que sean transparentes y de fácil acceso para las "invisibles" mujeres. No los viacrucis que conocemos y que acompañados de corrupción e impunidad, quedan en el papel y sólo se recuerdan en tiempos de elecciones.

Ya es tiempo de olvidar el repetitivo discurso que como lugar común, escuchamos cada 8 de marzo. 

 

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