No hubo democracia…
Los señalamientos que militantes y líderes del PRI hicieron sobre la responsabilidad del gobierno federal, de algunos gobernadores y funcionarios, en torno a la derrota que sufrieron en las pasadas elecciones, por fin tuvo consecuencias.
Tarde, pero el gobierno federal, a través de la PGR, puso un manotazo a las trampas de tres gobernadores de los estados en los que el PRI entregó la plaza. Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua.
Para algunos fue buena noticia, pero era lo menos que podría hacer el gobierno ante tales trapacerías de Javier Duarte, Roberto Borge y César Duarte.
Tres acciones de inconstitucionalidad contra los tres congresos estatales por la creación –“a modo”– de las Fiscalías Especializadas Anticorrupción. No quisieron entender que sus acciones están vinculadas con el término “corrupción”, bandera que utilizó la oposición para sacarlos.
¿Funcionará el intento presidencial de frenar a los Duarte y a Borge para que enfrenten la justicia como lo han advertido sus relevos? ¿Arranca la era del PRI contra la corrupción? ¿O será, una vez más “mucho ruido y pocas nueces”?
Siempre queda la duda, con tanto intercambio de favor, quien podrá lanzar la primera piedra contra los corruptos. Al PRI no le vendría nada mal.
Otra consecuencia fue la imposición de Enrique Ochoa Reza, exdirector de la CFE, como dirigente nacional del PRI.
A la usanza priista, luego de una comparecencia, se filtró la pregunta sobre su aspiración y desde ese momento Ochoa Reza mostró su credencial por si alguien quería poner en duda su militancia, aunque para ocupar el cargo de consejero electoral, la haya negado públicamente.
Inmediatamente, la disciplina priista. Los sectores del PRI, como parte del requisito de los candidatos, se pronunciaron a favor.
No hubo democracia, no hubo adversarios, no hubo líderes del Congreso presentes, no hubo pasarela de expresidentes, no hubo priistas de abolengo (salvo que no los hayan invitado para romper con el pasado), en fin, no hubo ni la mitad de los simpatizantes que estuvieron cuando Manlio Fabio Beltrones se registró.
Unos piensan que fue un desaire o un enojo de los priistas de cepa; otros creen que es el primer paso para transformar al partido y la forma de hacer política, con un funcionario con gran aval académico, pero con nula presencia en la política.
El tema es que con Manlio Fabio que era la gran figura política, se perdió, con este nuevo presidente de bajo perfil, que sea antoja sólo cumplirá a cabalidad las decisiones y órdenes de Peña Nieto.
¿Qué se espera? Más allá de los dirigentes, la tarea es del gobierno federal y de quienes gobiernan con las siglas del PRI. Si ellos no dan un viraje en el rumbo, ni Manlio, ni Ochoa, ni al que pongan, hará nada.
En un día, dos noticias priistas, con la mirada fija en el 2018, pero para ello tendrán que sortear, primero, la joya de la corona del 2017, el Estado de México.
Porque aunque insistan en que fue el partido más votado y que compitió con candidatos propios, la oposición (con ayuda de algunos gobernadores priistas) les arrebató siete gubernaturas.
Y si no logran retener el Estado de México, ninguno de los dos "Enriques", podrá evitar, la peor de las derrotas en el 2018.