No hubo invitación para la comunidad mexicana en general.
Vestida con mis comodísimos tenis, pantalones blancos y una túnica sin mangas rojas, estoy lista para celebrar el Día de Canadá. Así es como empezamos en este país el mes de julio. En Ottawa, su capital, en donde resido, las celebraciones públicas y privadas están a la orden del día. En el centro de la ciudad y en la periferia hay actividades gratuitas para toda la familia que culminan con conciertos y juegos pirotécnicos para concluir la jornada a eso de las once de noche.
Por supuesto que celebro, sinceramente, en las redes sociales y en persona con un Happy Canada Day!, porque sin importar las razones por las que estamos aquí, siendo nativos o importados, hoy por hoy es donde vivimos y construimos familias, carreras y afectos. La cuestión de cómo se define la identidad canadiense, se deja de lado por un día y el espíritu festivo nos invade.
Este año se celebra el centésimo cuadragésimo noveno aniversario de que Canadá se convirtiera en país independiente en 1867. Los preparativos para el gran 1-5-0 en 2017 ya empezaron.
Me considero totalmente integrada y hasta lo parezco. La rutina del día inicia, además del vestir con los colores nacionales, respondiendo en el desayuno los cuestionarios del periódico local para medir mis conocimientos, ya sean triviales o históricos, sobre Canadá; coloco una bandera con la hoja de maple en las macetas del jardín; doy una vuelta por la feria de mi vecindario y me preparo para para asistir al “barbeque” que cada año reúne a familias y amigos.
Recuerdo mi primer verano, cuando todavía no entendía los códigos sociales y era la novedad que todos los amigos querían conocer porque era la nueva esposa y mexicana, faltaba más, de mi muy anglófono marido. Ese año, a lo largo del verano nos invitaron como a 15 “barbeques”, no exagero.
Por supuesto que, recién desempacada del entonces Distrito Federal, de México, esperaba yo una barbacoa o al menos una carne asada. A pesar de que hay quienes hacen unas producciones espectaculares con los patios con albercas y asadores que parecen cocinas profesionales, yo no tuve tanta suerte. Gran y cálido recibimiento, pero el repetitivo menú me curó de espanto: hamburguesas, hot dogs, ensalada de col agria, frituras, postres y bebidas.
Este año, el Día de Canadá se celebra poco después de la reunión de los líderes de América del Norte. Los bloqueos viales se han mantenido para no montar y desmontar operativos, con la diferencia de que para celebrar la fiesta nacional, todo mundo ha sido convocado al Parlamento y calles aledañas, y a los museos de las zonas que ofrecen entrada libre. Durante la reunión de Trudeau, Obama y Peña, la recomendación fue que quienes pudieran evitarlo, se mantuvieran fuera del centro de la ciudad.
Obama acaparó los reflectores. Yo vi al presidente de México sólo por televisión y en el periódico. No hubo invitación para la comunidad mexicana en general, pero el anuncio de que Canadá ya no solicitará visas para mexicanos a partir de diciembre y de que México levanta la prohibición para importar carne de res de Canadá, fueron noticias. Yo llegué a Canadá en 2003, año de las vacas locas y me convertí en ciudadana canadiense en 2009, cuando empezaron las visas. ¿Coincidencia?
Armada con una silla plegable, protector solar, repelente de insectos y paragüas (porque en esta ciudad nunca se sabe cómo estará el clima), estoy lista para ir a la “barbeque” y celebrar otro cumpleaños de este hermoso y querido país. ¡Felicidades, Canadá!
Gabriela López es una mexicana-canadiense nacida en la Ciudad de México y residente de Ottawa. Ya sea como consultora, empleada o voluntaria, sus intereses desde que llegó a Canadá en 2003, se han enfocado a proyectos relacionados con mujeres e inmigrantes, e iniciativas que contribuyan a hacer de Ottawa una ciudad más incluyente. Actualmente es integrante de las Juntas Directivas del Catholic Centre for Immigrants y de MASC (Multicultural Arts in Schools and Communities); es Productora Comunitaria y Conductora del programa mensual Revista Latinoamericana Rogers TV Ottawa; es intérprete inglés-español para Immigrant Women Services Ottawa y es Consejera por Ottawa del Instituto de los Mexicanos en el Exterior.