La CNTE manda en Oaxaca, Chiapas y Michoacán.
Hace muchos años tuve una experiencia sin igual. Fui maestro en dos preparatorias. Ambas ubicadas en municipios del Estado de México.
Mi hermana Sofía también es maestra y mi hermano Gerardo es profesor de Educación Física. Mi prima América y su esposo Rogelio también dedicaron su vida al magisterio.
Una familia muy querida tuvo tres mujeres que dedicaron su vida profesional a educar en jardines de niños: Graciela (Chela) y Toña Gutiérrez Enríquez, además de su hermano Alfredo y mi querida, casi hermana, Rocío Michaus Gutiérrez.
A ninguna de ellas y tampoco ellos los visualicé haciendo otra cosa más que en lo que fue su vocación: el magisterio.
En mi trayectoria como reportero, y también en la de funcionario público, encontré maestros que, además de estar en un aula, de ser directores o supervisores, contribuían a labores de tipo social.
La ventaja de mi oficio me llevó a Oaxaca, Chiapas y Michoacán. Ahí, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación manda. La CNTE nació como respuesta al sindicalismo charro que provocó el detrimento de la vida de los maestros en los estados más pobres de México.
Entiendo que en Oaxaca, cuando Heladio Ramírez, entonces gobernador, le dio entrada a los maestros al Instituto Estatal de Educación de Oaxaca por dos motivaciones: primero para aprovechar la labor social y política de los maestros y segundo, para darle gobernabilidad al estado.
Hoy, en México está pasando algo en lo que no hemos puesto atención: las reformas estructurales no han sido el remedio de nada.
Un país no se gobierna con reformas, sino aplicando las leyes y los instrumentos que éstas dan. En lo que concierne a la Reforma Educativa, quisieron imponerla y no convencer de que era la mejor opción para la educación en México.
¿Qué evalúa el gobierno de sus maestros? ¿Los planes de estudios fallidos que hoy debemos cambiar? ¿Si la reforma es tan buena y favorece a los maestros, por qué no hay historias de profesores, de maestras que ya ganan más, obtuvieron sus créditos Fovissste o su nivel de vida mejoró sustancialmente? Creo que nada de lo anterior existe.
¿Cuántos maestros están contentos con las nuevas reglas impuestas por los políticos, muchos de ellos ignorantes, analfabetas funcionales?
No me gustan ni los bloqueos ni las marchas, pero qué hacer cuando un gobierno se niega a dialogar; y si lo hace quiere que capitules antes de poder parlamentar. ¿Qué hacer con un gobierno que lanza un ultimátum y no deja más camino que la rendición o la lucha en las condiciones que vengan?
Hoy son los maestros los que protestan. Mañana puede ser otro sector que comience a resentir la rudeza de las reformas. Por todo lo anterior, yo estoy con los maestros. De la CNTE, del SNTE, eso no importa.
Ojalá que los políticos tuvieran los salarios de los maestros y los maestros los de los políticos. México estaría mejor.