Sus presidentes se fueron.
Dos de las principales instituciones políticas del país, enfrentan las secuelas del 5 de junio. No resistieron. Por dignidad, por malos resultados, por crisis o hasta por hartazgo, renunciaron sus dirigentes nacionales.
Tanto en el PRI, como en el PRD, sus presidentes se fueron y emergieron dos presidentas interinas. Aunque ni Manlio Fabio Beltrones del PRI, ni Agustín Basave del PRD sean los principales responsables de las derrotas de esos institutos políticos, ellos asumieron los costos.
En el PRI, Carolina Monroy quedó al frente y ya advirtió que no le interesa la dirigencia del partido. Aprovechó los reflectores y se “destapó”: quiere ser la candidata al gobierno del Estado de México, para 2017.
En breve (han transcurrido 16 de los 60 días que le ordenan los estatutos), convocará a la Asamblea Nacional para elegir a quien dirigirá al priismo hasta 2019. El elegido o elegida tendrán la espinosa responsabilidad de tres elecciones en el 2017, antesala de la elección presidencial: Estado de México, Coahuila y Nayarit.
La tarea no será sencilla. Y si hay dudas, sólo habrá que preguntarle al político sonorense. El partido está a tiempo de “mirarse hacia adentro” para corregir fallas y mejorar su competitividad electoral, enfrentar y erradicar la corrupción que los llevó a perder 7 gubernaturas, reconoció “Don Beltrones”. Destinado a ser un partido más funcional, mejor articulado y más abierto, donde haya rendición de cuentas de los servidores públicos, legisladores y gobernantes que emanen de las filas del PRI, les dijo Manlio a los militantes. Ése será el principal reto del nuevo dirigente. Por eso, insisto, no será un tema fácil.
¿Cuál deberá ser el perfil del nuevo dirigente? ¿Será un hombre o una mujer cercanos al círculo del presidente Enrique Peña Nieto? ¿O retrocederán a la época del dedazo? ¿Alguien que represente y se identifique con las bases? ¿Un dirigente a modo? ¿O un dirigente que recoja los dardos que lanzó Manlio?
Y aunque varios ya se descartaron, sin duda son los más encartados. Ese juego verbal ya lo conocemos: Emilio Gamboa Patrón, Alfonso Navarrete Prida, José Calzada, Ivonne Ortega y hasta el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
César Camacho, quien ya estuvo al frente del PRI, sugirió que su partido necesita alguien con rostro y visión fresca en la manera de hacer política, un priista, dijo, acreditado. ¿Elevó demasiado los requisitos? ¿Quién de estos priistas reúne estas características?
En el PRD, las cosas no son menos sencillas. Agustín Basave, a la usanza de Manlio Fabio, también se fue diciendo sus verdades, su análisis y las sugerencias para que el PRD no desaparezca del espectro electoral.
A diferencia del PRI, acá se levantaron muchas manos. Ya están muy puestos para dirigir al Sol Azteca Beatriz Mojica, del grupo de Los Chuchos; Alejandra Barrales, del equipo del jefe de Gobierno Capitalino, Miguel Ángel Mancera; un perredista experimentado, como Pablo Gómez, a quien desde el Senado le echan flores como el posible dirigente con un verdadero rostro de izquierda, que no sucumbe a corriente alguna y que es capaz de evitar que las tribus perredistas desmoronen aún más al PRD.
Sin acuerdos y según los estatutos perredistas, Beatriz Mojica encabeza de manera interina la presidencia del PRD hasta que en su próximo Consejo Nacional se designe al nuevo dirigente del partido que ya no es tercera fuerza política en el país.
¿Quién será la o el valiente? Carlos Navarrete o Agustín Basave podrían dar algunas recomendaciones.