El cáncer del deporte mundial.
Ya les he platicado un poco sobre el dopaje, esa maldita práctica que está dañando desde hace muchos años al deporte mundial.
Lamentablemente es un tema muy recurrente. Sobre todo en las últimas semanas, donde atletas rusos buscan llegar a Río de Janeiro y poder competir, después de que la Federación Rusa de Atletismo fue suspendida por su poca aportación al combate del dopaje entre otras cosas.
El dopaje puede destruir la carrera de los deportistas que lo practican. Puede hacer que pierdan todo por lo que algún día lucharon: ¡imagínense! Ganar un oro olímpico, cantar el himno de tu país, ver la bandera que representas con “orgullo”… Toda esa gloria, para que falle el sistema para burlar los controles antidoping y pase de ser icono, la figura, la estrella, el ejemplo nacional, a la mugre, la basura, la imagen de la trampa, de lo desagradable.
¿Competir y ganar un oro con el esfuerzo de años de preparación o competir y ganar un oro de la noche a la mañana con ayuda? ¿Sabrá igual? ¿Cómo duermen los tramposos? Habría que preguntarle a la atleta búlgara Stela Eneva, quien se quedó con la gloria en el Campeonato Mundial de Atletismo IPC en Doha el año pasado y ahora, fue despojada de su presea por el Comité Olímpico Internacional, después de dar positivo por oxandrolona.
Y, ¿a quién perjudicó esta mujer? No sólo a ella misma, ya que no podrá competir en los Juegos Paralímpicos de Río 2016. También a la mexicana Ángeles Ortiz, quien ganó por la vía legal la medalla de plata en lanzamiento de bala F57 en dicha competencia y ahora, por el positivo de Eneva, le darán el oro.
¿Se imaginan la frustración de Ortiz ahora que sabe que ella merecía ese oro? ¿Que merecía cantar el himno mexicano, mientras nuestra bandera ondeaba en lo más alto?
Pues ésos son algunos “pequeños detalles” que la basura llamada dopaje puede robarle a aquellos y aquellas que se preparan día a día para ganar una medalla mediante el juego limpio. Ésos que dejaron a sus familias, su ciudad, todo para entrenar diario y ser un atleta de élite.
Por desgracia, tengo que decirles que el dopaje no va a terminar. Pero nunca triunfará. Siempre caerán esos tramposos que dañan al deporte, que le dan ese mal ejemplo a los niños que algún día los vieron como héroes.
Esperemos que en Río 2016, el fantasma del doping no sea el protagonista.
Sigamos juntos, Caminando a Río.