La CNTE demanda que el gobierno derogue la llamada reforma Educativa.
Hace 10 años, en medio de la campaña presidencial de 2006, Oaxaca se convulsionó por actos violentos que destrozaron la vida cotidiana de la capital del estado. Gobernaba Ulises Ruiz.
A la sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) la dirigía Enrique Rueda, quien decidió con sus agremiados tomar el 22 de mayo la plaza principal de la ciudad de Oaxaca, exigiendo recursos para el mantenimiento de las escuelas de la entidad.
Un fallido intento de desalojo de la plaza provocó que las posturas se radicalizaran. El gobierno estatal fue rebasado y la administración de Vicente Fox entró al conflicto cuando la polarización había desatado la violencia.
Hoy la demanda no es por recursos para las escuelas, sino para que el gobierno derogue la llamada reforma Educativa, promulgada al inicio del sexenio y que afectó los intereses de los miembros de la sección 22. Este fin de semana, la Policía Federal y la estatal determinaron retirar los bloqueos en las principales carreteras que dan acceso a Oaxaca.
El conflicto ya cobró seis vidas –aunque la CNTE asegura que fueron ocho– y más de un centenar de heridos. Mientras la Coordinadora exigía diálogo, sus principales dirigentes fueron encarcelados acusados de delitos como el lavado de dinero. La advertencia del secretario de Educación, Aurelio Nuño, de que no habría mesa de negociación si antes los disidentes no capitulaban ante la reforma, derivó en acciones extremas de la CNTE.
La reforma Educativa, la que dice el gobierno que es la Madre de Todas las Reformas, ya tiene en su haber seis personas muertas. Si bien el discurso de la administración de Peña Nieto es el de retomar la rectoría del estado en materia educativa (misma que fue cedida tanto al Sindicato como a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación por los gobiernos federal y estatal), y que la intención primera es la de garantizar la educación de los niños y jóvenes del país, no hay un contenido que cambie los programas de estudio en las principales materias que se imparten en los diferentes niveles de educación.
No hay nuevos planes para la mejor comprensión de las matemáticas, el español, la lectura. La reforma sólo se ha restringido a cuestiones laborales de los maestros mexicanos.
Nadie está en contra de la modernización educativa en México. Nadie puede estar en contra de que jóvenes y niños vayan a la escuela. Pero muchos deseamos que la política se utilice para dirimir las diferencias y que cese el radicalismo con el que el gobierno federal y la CNTE se han comportado.
Ya son seis muertos, y nosotros no queremos más.