«ENTREGA III»: Una historia de 3de3 - Mujer es Más -

«ENTREGA III»: Una historia de 3de3

Tanto Sánchez como Robles, sonrieron. Casi al unísono le llamaron “CANDIDATO”.

—No… débil se escuchó al legislador.

—No te confundas, Jaime. Como presidente del partido, estoy en condiciones de hacerte saber que nuestro primer militante tiene planes para ti. Está dispuesto a desaparecer el expediente de tu hermano, pero hay más. El presidente de la República quiere que seas tú, Jaime, quien abandere a nuestro partido en la elección de gobernador. Serás el candidato si ayudas a tu amigo el presidente.

—Es chantaje.

—Y dale con las pendejadas, gritó Severiano. No entiendes que le están salvando la vida a tu hermano y a ti te están dando la oportunidad de tu vida. Si aceptas lo que te pedimos, seré yo mismo quien te destape. ¿Aceptas o no?

El silencio llenó la oficina del dirigente de su partido. El senador González aspiraba a ser gobernador de su estado, pero sabía que no era el favorito del presidente. ¿Qué tan importante era para el mandatario que los datos de su declaración fiscal, patrimonial y de conflicto de interés permanecieran en secreto? Los cuestionamientos por darle a sus amigos obras públicas millonarias ya eran el pan de cada día. Varios de sus secretarios también eran cuestionados por presuntos actos de corrupción.

Sabía que de él dependía salvar de la cárcel a su hermano y que también podría convertirse en gobernador. Estaba mareado, turbado. Notó que las manos le sudaban como nunca antes. Recapituló su vida política. Siempre, desde que fue postulado como regidor, se caracterizó por combatir la corrupción. ¿Cómo podría ahora mantener su discurso si su hermano, el más cercano de sus parientes, era acusado de corrupción? ¿Podría decir que no sabía de los malos pasos de su sangre? ¿Cuál era la explicación? ¿Había alguna explicación?

Cuando pudo tranquilizarse, vio a sus dos interlocutores. Miró hacia la ventana y notó que el mediodía estaba nublado y se podía pronosticar lluvia.

Respiró hondo. Miró el cuadro del presidente del país en una de las paredes de esa oficina. Pensó que cuando el mandatario le dijo que lo apoyaba para sacar las leyes anticorrupción lo hacía sinceramente. Ya sabía que no era así.

Se dirigió al presidente de su partido y al dirigente sindical:

—Señores, quiero pensarlo.

—No Jaime, le dijo el dirigente partidista. De aquí sales con un “sí” o con un “no”.

—¿Puedo hablar con el presidente?

—No, dijo Severiano. Es ahora.

—González sentía estar en un remolino. Tenía dos opciones: una terminaría con todo lo que era. La otra, lo convertiría en lo que nunca había querido ser.

Después de unos minutos, los miró. Pasó saliva y pronunció:

—Díganle al presidente que haré todo para que su deseo se cumpla. Hoy mismo me reuniré con los miembros de las organizaciones de la sociedad civil y le propondré que por seguridad de los sujetos obligados, los datos personales deben quedar en buen resguardo. Si el funcionario quiere que sean públicos, que sea su decisión. Tengan buen día.

Tanto Sánchez como Robles, sonrieron. Casi al unísono le llamaron "CANDIDATO".

El senador González salió de la oficina abatido. Aunque disimulaba bien su malestar.

En la oficina del dirigente del partido en el poder, el dirigente sindical preguntaba si el senador cumpliría su palabra. Sánchez le informó:

—En estos momentos, el hermano del senador está reunido con un subprocurador. Si no está convencido, el hermano lo hará cambiar de parecer.

—Oye Sánchez, ¿será buen candidato?

—Sin duda.

—Entonces, ¿ganamos con él?

—No. El presidente tiene compromiso con los dirigentes de la izquierda moderna, con los Tocayos. Ellos llevan como candidato a un amigo de nuestro primer militante. Y como se han portado bien, desde que se unieron al Pacto por la Patria, el presidente los va a apoyar. Cuando avance la campaña, el hermano de González será detenido. El senador no tendrá que renunciar a la candidatura.

Sánchez se dirigió a un mueble de dónde sacó una botella de tequila y sirvió dos caballitos. Uno se lo dio a Severiano y brindó. ¡A la chingada con la 3de3!

FIN

(Los personajes, nombres y situaciones de este escrito son ficticios. Cualquier parecido con la realidad, es mera especulación de quien lo lee).

«ENTREGA I»: Una historia de 3de3

«ENTREGA II»: Una historia de 3de3

 

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